Secundario

Acerca de los Caramelos


Suplicio de dentistas y madres, los caramelos son compañeros codiciados de cualquier infancia. La mayoría de nosotros de niños esperábamos con ansias encontrarnos conalgún alma bondadosa que nos convidara uno en recompensa a vaya a saber qué buen comportamiento, qué colaboración con la abuela, o qué buena nota de la escuela.
Prestábamos incluso especial atencióncuando los guardaban, intentando descubrir donde los escondían, para luego visitar furtivamente el misterioso frasco de arriba de la mesada, y registrarlo en busca de la golosina. Recuerdo también comofingía hacerle caso a dentistas, comedidos, tíos, y demás bienintencionados cuando me advertían lo mal que hacían a los dientes, mientras por dentro pensaba lo poco que me importaba (y mas, sabiendo queno serían esos mis dientes definitivos).
Detalles mas detalles menos, de niños siempre nos hemos sentido atraídos por estos bocaditos llenos de azúcar y demás sustancias adictivas, comenzando ahí enmuchos casos una prolífica carrera de verdaderos adictos. De todas maneras advierto al lector que si espera algún artículo con pretensiones edificantes, detractor de las azúcares y defensor de lasmanzanas y las barras de cereal, esta buscando en el lugar equivocado.
De hecho, es mi intención rumbear hacia arrabales menos conocidos de la historia de los caramelos. Así que dejen de engullir esasbolitas de azúcar un minuto y presten atención, Frikis!
Parece ser que los caramelos tienen su origen en tiempos muy remotos, cuándo se tenía la costumbre de hacer un menjunge de miel, frutas ycereales, que tomaba la consistencia de una pasta que se moldeaba en pequeñas piezas. Se utilizaban para llevarlos al emprender un viaje, ya que aportaba algunas calorías para soportar las condiciones delargos viajes, ante la ausencia mas obstinada de puestos de comidas rápidas al costado del camino que conducía por ejemplo, hacia el mar a través del Sahara.
Luego, segun parece en algun lugar de...