Secundario
DE NUESTRO SANTISIMO SEÑOR
JUAN
POR LA DIVINA PROVIDENCIA
PAPA XXIII
A LOS VENERABLES HERMANOS PATRIARCAS, PRIMADOS,
ARZOBISPOS, OBISPOS Y DEMAS ORDINARIOS DE LUGAR
EN PAZ Y COMUNION CON ESTA SEDE APOSTOLICA,
A TODOS LOS SACERDOTES Y FIELES DEL ORBE CATOLICO
SOBRE EL RECIENTE DESARROLLO DE LA CUESTION SOCIAL A LA LUZ DE LA DOCTRINACRISTIANA
[VENERABLES HERMANOS Y QUERIDO HIJOS, SALUD Y BENDICION APOSTOLICA]
[1] Madre y Maestra de pueblos, la Iglesia católica fue fundada como tal por Jesucristo para que, en el transcurso de los siglos, encontraran su salvación, con la plenitud de una vida más excelente, todos cuantos habían de entrar en el seno de aquélla y recibir su abrazo. A esta Iglesia, columna y fundamente de laverdad , confió su divino fundador una doble misión, la de engendrar hijos para sí, y la de educarlos y dirigirlos, velando con maternal solicitud por la vida de los individuos y de los pueblos, cuya superior dignidad miró siempre la Iglesia con el máximo respeto y defendió con la mayor vigilancia.
[2] La doctrina de Cristo une, en efecto, la tierra con el cielo, ya que considera alhombre completo, alma y cuerpo, inteligencia y voluntad, y le ordena elevar su mente desde las condiciones transitorias de esta vida terrena hasta las alturas de la vida eterna, donde un día ha de gozar de felicidad y de paz imperecederas.
[LA IGLESIA SE PREOCUPA DEL BIEN TEMPORAL DE LOS PUEBLOS]
[3] Por tanto, la santa Iglesia, aunque tiene como misión principal santificar las almas yhacerlas partícipes de los bienes sobrenaturales, se preocupa, sin embargo, de las necesidades que la vida diaria plantea a los hombres, no sólo de las que afectan a su decoroso sustento, sino de las relativas a su interés y prosperidad, sin exceptuar bien alguno y a lo largo de las diferentes épocas.
[4] Al realizar esta misión, la Iglesia cumple el mandato de su fundador, Cristo, quien,si bien atendió principalmente a la salvación eterna del hombre, cuando dijo en una ocasión : Yo soy el camino, la verdad y la vida; y en otra: Yo soy la luz del mundo, al contemplar la multitud hambrienta, exclamó conmovido: Siento compasión de esta muchedumbre, demostrando que se preocupaba también de las necesidades materiales de los pueblos.
El Redentor manifestó este cuidado no sólocon palabras, sino con hechos, y así, para calmar el hambre de las multitudes, multiplicó más de una vez el pan milagrosamente.
[5] Con este pan dado como alimento del cuerpo, quiso significar de antemano aquel alimento celestial de las almas que había de entregar a los hombres en la víspera de su pasión.
[6] Nada, pues, tiene de extraño que la Iglesia católica, siguiendo elejemplo y cumpliendo el mandato de Cristo, haya mantenido constantemente en alto la antorcha de la caridad durante dos milenios, es decir, desde la institución del antiguo diaconado hasta nuestros días, así con la enseñanza de sus preceptos como con sus ejemplos innumerables; caridad qué,uniendo armoniosamente las enseñanzas y la práctica del mutuo amor, realiza de modo admirable el mandato de ese dobledar que compendia por entero la doctrina y la acción social de la Iglesia.
[LA "RERUM NOVARUM", PRUEBA INSIGNE DE ESTA PREOCUPACION]
[7] Ahora bien, el testimonio más insigne de esta doctrina y acción social, desarrolladas por la Iglesia a lo largo de los siglos, ha sido y es, sin duda, la luminosa encíclica Rerum novarum, promulgada hace setenta años por nuestro predecesor de inmortalmemoria León XIII para definir los principios que habían de resolver el problema de la situación de los trabajadores en armonía con las normas de la doctrina cristiana.
[8] Pocas veces la palabra de un Pontífice ha obtenido como entonces resonancia tan universal por el peso y alcance de su argumentación y la fuerza expresiva de sus afirmaciones. En realidad, las normas y llamamientos...
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