Seda

Páginas: 63 (15673 palabras) Publicado: 26 de mayo de 2015
Alessandro Baricco

Seda
Traducción
de Mario Jursich Durán

GRUPO EDITORIAL NORMA
Barcelona, Buenos Aires, Caracas. Guatemala.
Lima, México, Panamá, Quito, San José, San Juan.
San Salvador, Santa Fe de Bogotá. Santiago

1

I.
AUNQUE su padre hubiera imaginado para él un brillante porvenir en el ejercito,
Hervé Joncour había terminado por ganarse la vida con un oficio insólito, al cual no le
eraextraña, por singular ironía, una característica tan amable que traicionaba una vaga
entonación femenina.
Para vivir; Hervé Joncour compraba y vendía gusanos de seda.
Corría el año de 1861. Flaubert estaba escribiendo Salambó, la iluminación
eléctrica era todavía una hipótesis y Abraham Lincoln, al otro lado del océano, estaba
combatiendo en una guerra de la cual no vería el fin.
Hervé Joncourtenía 32 años.
Compraba y vendía.
Gusanos de seda.

2

2.
PARA SER EXACTOS, Hervé Joncour compraba y vendía los gusanos cuando su
existencia de gusano consistía en ser huevos minúsculos, de color gris o amarillo,
inmóviles y aparentemente muertos. Bastaba la palma de una mano para tener millares.
"Lo que se dice tener una fortuna en la mano.”
A principios de mayo los huevos se rompían, liberando unalarva que, después
de 30 días de febril alimentación a base de hojas de morera, procedía a encerrarse
nuevamente en un capullo, para luego salir definitivamente dos semanas más tarde,
dejando tras de sí un patrimonio que en seda hacía mil metros de hilo crudo y en
dinero una bonita cantidad de francos franceses: suponiendo, claro está, que todo esto
acaeciera en el respeto de las reglas y, como enel caso de Hervé Joncour, en alguna
región de la Francia meridional.
Lavilledieu era el nombre del lugar en el cual vivía Hervé Joncour.
Hélene el de su mujer.
No tenían hijos.

3

3.
PARA EVITAR los daños de las epidemias que cada vez con mayor frecuencia afligían
los cultivos europeos, Hervé Joncour llegaba incluso a cruzar el Mediterráneo para
adquirir los huevos de gusano en Siria y Egipto.En eso consistía la característica más
exquisitamente aventurera de su trabajo. Cada año, a principios de enero, partía.
Atravesaba mil seiscientas millas de mar y ochocientos kilómetros de tierra. Escogía los
huevos, discutía el precio, los compraba. Después se volvía, atravesaba ochocientos
kilómetros de tierra y mil seiscientas millas de mar y entraba de nuevo en Lavilledieu,
de ordinario elprimer domingo de abril, de ordinario a tiempo para la Misa Mayor.
Trabajaba todavía dos semanas más para poner a punto los huevos y venderlos.
El resto del año, descansaba.

4

4.
-¿CÓMO ES África? -le preguntaban.
-Cansada.
Tenía una gran casa en las afueras del pueblo y un pequeño laboratorio en el
centro, justo enfrente de la casa abandonada de Jean Berbeck.
Jean Berbeck había decidido un díaque no hablaría nunca más. Mantuvo la
promesa. La mujer y las dos hijas lo abandonaron. Él murió. Nadie quiso su casa; así,
ahora era una casa abandonada.
Comprando y vendiendo gusanos de seda, Hervé Joncour ganaba cada año una
cifra suficiente para asegurarse a sí y a su mujer esas comodidades que en provincia
tienden a considerarse como un lujo. Gozaba con discreción de sus haberes y laperspectiva, verosímil, de llegar a ser realmente rico lo dejaba del todo indiferente. Era,
por otra parte, uno de esos hombres a los que les gusta asistir su propia vida,
considerando impropia cualquier ambición de vivirla.
Se habrá notado que ellos observan su propio destino del modo en que la
mayoría suele observar un día de lluvia.

5

5.
SI SE LO HUBIERAN preguntado, Hervé Joncour habría respondidoque su vida
continuaría así para siempre. Al inicio de los años sesenta, sin embargo, la epidemia de
pebrina que había destruido los huevos de los cultivos europeos se difundió al otro
lado del mar, alcanzando África y, según algunos, incluso la India. Hervé Joncour
volvió de su habitual viaje, en 1861, con una carga de huevos que se reveló, dos meses
después, casi totalmente infectada. Para...
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