Sede
En el caso dominicano, esta fue una transición que se expresó formalmente través de la organización del Estado por la vía constitucional, pero que en realidad representa lacontinuidad de una tradición y de una cultura política autoritaria de varios siglos que se ha perpetuado no sólo en la práctica del gobernar, sino en el folklore, en la literatura y hasta en las artes.
EnAmérica Latina, pero en Santo Domingo particularmente, llama la atención la fascinación que ejercen los dictadores en la conciencia de los intelectuales, particularmente entre los historiadores y losnovelistas. Este fenómeno no es privativo de los escritores dominicanos a juzgar por las muchas novelas publicadas en otros países latinoamericanos con el tema del dictador.
Varios de estos paísestienen una gran biografía o una gran novela histórica o seudo-histórica, ya decantadas, acerca de sus dictadores. Baste recordar a Facundo, de Domingo Faustino Sarmiento; Yo, el Supremo, de AugustoRoa Bastos; El Señor Presidente, de Miguel Ángel Asturias; El recurso del método, de Alejo Carpentier; Boves, el urogallo, de Francisco Herrera Luque; El Otoño del patriarca, de Gabriel García Márquez;La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa, para mencionar unas cuantas de esas novelas latinoamericanas. También podemos recordar a Tirano Banderas, del escritor español Valle-Inclán.
¿Por quéesta fascinación? ¿Cuál es el encanto del dictador?
Hay varias explicaciones posibles, pero de entre ellas hay una que podríamos llamar "tesis de la familiaridad", la cual podríamos enunciar...
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