Selma Lagerlof
de Landskrona, para iniciar su nueva carrera en la escuela primaria para niñas de dicha ciudad. Atrás quedaba su querida Mårbacka y la pena de ver morir a su padre en el verano
del mismo año.
Poseedora de una personalidad introvertida pero afable, no tardó en hacer su primera amiga, Anna Oom, que enseñaba en la misma escuela. También inició amistad con Elise
Malmros, una empleada bancaria interesada en cuestiones sociales y feministas. A través de ella conocería la vida real de la pequeña ciudad costera: la pobreza, el alcoholismo, la
discriminación hacia la mujer y la ignorancia, que dejarían huella en su futura carrera literaria. Esta amistad sería de por vida. Ella sería también el modelo para su novela La
anciana Agneta.
Su vida como maestra se fue desarrollando junto a su afición literaria. Llegó a ser muy
popular entre las alumnas por sus amenas y cautivantes lecciones. También comenzó a escribir artículos para el periódico y la iglesia locales. La cercanía de Copenhague y su vida
cultural atrajeron su interés, y las visitas fueron frecuentes, así como también le permitieron
hacer nuevas amistades.
En otoño de 1886 recibió una carta de Estocolmo, y según sus propias palabras: Cuando leí
un par de líneas, comenzaron mis manos a temblar y las letras a bailar frente a mis ojos. La carta estaba firmada por la principal figura del movimiento feminista sueco, Sophie
Adlersparre, y la invitaba a visitarla. Sus antiguas compañeras del Real Seminario habían enviado algunos de sus sonetos a la revista literaria femenina Dagny y habían despertado
su interés en la talentosa maestra. La visita fructificó para Selma, al obtener una guía literaria y una importante amistad. La baronesa Adlersparre la convenció de desarrollar su
obra en prosa.
En 1888 recibió la triste noticia de que la propiedad Mårbacka saldría a subasta, para pagar ...
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