seminario

Para que los recuerdos de nuestra infancia nos trasladen hasta dicha época éstos debieran haber significado para nosotros un acontecimiento importante en nuestras vidas, es decir, que nos marcódesde aquel momento que se produjo una situación dada, ya sea que causo impresión, drama, trauma, o la imagen de una instalación acelerada formada por el contexto externo en el cual se constituyó, etc.Así, el caso de Stendhal con la mordida en la frente o mejilla a Madame Pison-Duglland –su prima- o el caso de Benvenuto Cellini con el enorme escorpión que tomó con sus manos provocando la puesta encompromiso del abuelo y el padre del mismo.
Además de los dos anteriores tipos de recuerdos, tenemos unos de segunda categoría que compromete efectos distintivos de los mismos anteriormente reciéncomentados y que tiene que ver con el desarraigo relacional-emocional de la potencialidad que le da al recuerdo, con respecto a, por un lado el entorno físico y, por otro lado, la posible interacciónfamiliar con el protagonista de la situación. Por ejemplo, en cuanto al caso, Charles Blondel es quién recuerda una situación de su niñez de una manera particular. Blondel, cuando pequeño cayó a unpozo dentro de una casa que comprometió la mitad de su cuerpo, hasta la altura de sus caderas, por lo que cuya experiencia no la relaciona en lo absoluto con su familia a raíz de una despreocupación entérminos asistenciales hacia Blondel. Hablamos entonces de una impresión de abandono, de desamparo, de inasistencia de algún adulto en el lugar del rescate de un “héroe” que lo haya liberado de laterrible sensación y problemática en la que estaba sujeto.
Ahora, ¿es posible, entonces, conferir los recuerdos de la infancia, con los casos aquí involucrados como el de Roussaeu, Pulgarcito, Stendhalo Blondel a una memoria que provenga estrictamente de lo individual? Justamente, podemos resistirnos con fuerzas ante la convergencia de las miradas que postulan hacia una memoria que provenga...