Semiotica
MARCOS MONDOÑEDO
Plantearse como tarea una introducción a la Semiótica en el mo¬mento actual de su desarrollo es un acto para el cual se impone una “toma de posición” muy precisa. Sostenemos esto por tres ra¬zones. La primera tiene que ver con el hecho de que las llamadas corrientes “posestructurales”, que habrían planteado críticas fun¬damentales ydevastadoras, no dejan de reconocer en los desarro¬llos estructuralistas —dentro de los cuales se debe ubicar a la se¬miótica— una fuente muy importante de hipótesis y procedimien¬tos metodológicos para la descripción de los fenómenos del dis¬curso. La segunda razón se encuentra relacionada con la anterior y se trata de que los propios estudiosos de la semiótica han en¬gendrado una serie demodificaciones de sus propios principios que hacen de ella una disciplina en constante cambio y refor¬mulación. Finalmente debemos señalar la posibilidad de asumir dos entradas distintas a la semiótica: la europea, que se orienta desde los desarrollos de Ferdinand de Saussure y Hjelmslev, y la otra, la americana, desde el influjo de Charles Sanders Peirce, filó¬sofo que ha originado, por ejemplo, la muyimportante propuesta de Umberto Eco.
Estas razones componen un panorama complejo y dinámico que motivan esta previa reflexión. A partir de ello se pueden plan¬tear tres estrategias distintas: exponer los fundamentos de una de las dos corrientes, haciendo oídos sordos a todo cuestionamiento y modificación contemporáneas; plantear sus últimas problema¬tizaciones sin poder administrar sus fuentes, locual traería como resultado una suerte de actualización que no cumpliría los requi¬sitos de ser una “introducción”; o asumir el nivel de las generali¬dades que también nos dejaría un sabor de tarea incumplida.
Creemos, sin embargo, que es posible optar por una perspecti¬va diferente. Se trata de una “toma de posición” por el caso con¬creto y, a partir de él tratar de operar con algunos de losmecanis¬mos descriptivos que el modelo de la semiótica nos permite. Esta opción nos da la ventaja de poder articular, con ella, las dos co¬rrientes mencionadas y de este modo exponer alguno de sus pun¬tos centrales. El texto que hemos elegido para esta descripción es el clásico poema de Rubén Darío llamado “De invierno”:
DE INVIERNO
En invernales horas, mirad á Carolina,
medio apelotonada,descansa en el sillón,
envuelta con su abrigo de marta cibelina
y no lejos del fuego que brilla en el salón.
El fino angora blanco junto á ella se reclina, rozando con su hocico la falda de Alençón, no lejos de las jarras de porcelana china que medio oculta un biombo de seda del Japón. Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueño; entro, sin hacer ruido; dejo mi abrigo gris; voy á besar surostro, rosado y halagüeño
como una rosa roja que fuera flor de lis;
abre los ojos; mírame, con su mirar risueño,
y en tanto cae la nieve del cielo de París.
(Darío, 1967: s/n)
Este poema tradicionalmente ha sido tomado para explicar —y para ser explicado por— algunos aspectos del proceso de mo¬dernización de los estados americanos a fines del siglo pasado.
Éste es el caso de Julio Ramos(1989), quien observa en este perio¬do una transformación en la categoría de letrado que deja de estar relacionada con la política entendida como organizadora del caó¬tico mundo americano y pasa a ser independiente, pero con vistas a una institucionalización que no llega a constituirse completa¬mente. En la medida en que los estados nacionales se van consoli¬dando, la relación antes tan natural entreletras y política va desa¬pareciendo y las esferas de la política y de la literatura se van dis¬tanciando, lo que es característico del proceso de modernización de las sociedades. Por tal circunstancia, el arte en general y la lite¬ratura en particular se van distanciando de los objetivos de la so¬ciedad, los individuos se tornan en personas privadas, con intere¬ses particulares. Surge, de este...
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