Ser luz para los demas
Con la muerte del poeta cubano Nicolás Guillén ha venido a mi memoria una coplilla suya que siempre me
pareció un programa de vida formidable que ya me gustaría a mí haberrealizado en mis años:
Ardió el sol en mis manos,
que es mucho decir;
ardió el sol en mis manos
y lo repartí,
que es mucho decir.
Efectivamente, es mucho poder decir de un ser humano que halogrado esa doble maravilla: que el sol arda en sus manos y que haya sabido repartirlo. No sé cuál de las dos hazañas es más prodigiosa.
Naturalmente, cuando hablamos de que a alguien le arde el sol en lasmanos lo que estamos diciendo es que tiene la vida llena, radiante, que sus años han sido luminosos como antorchas, que tuvo una gran ilusión que dio sentido a sus horas, que estuvo vivo, en suma.Una gran hazaña, como digo. Porque, desgraciadamente, los más de los humanos pasan por la tierra apagados, sin tener
nada que dar ni que decir, con sus almas como candiles sin luz.
Sólo los santos,los genios, los grandes amantes, tienen el sol en las manos. Son personas que, cuando pasan a nuestro lado, dejan un rastro en nuestro recuerdo, en nuestras vidas. Porque tienen luz, porque sus almasestán llenas y despiertas.
¿Y por qué ellos tienen luz y la mayoría no? No, desde luego, por instinto ni por nacimiento. Sólo tiene luz el que ha ido recogiéndola, cultivándola. La luz, la belleza,están en el mundo, pero hay que ir sabiendo recogerlas. Y hay que empezar por tener las manos abiertas y no como los egoístas, cerradas, empuñadas. Todo el que tiene la luz en sus manos la tiene por sumérito y esfuerzo.
Y, naturalmente, no se conquista en un solo día: se van acumulando trozos de luz, pedacitos de amor. El alma sólo brilla después de muchos años de esfuerzo de recogida. ¡Pero quémilagro morirse con el alma encendida! «Es mucho decir», como canta el poeta. Pero el milagro dos es saber repartir esa luz. La luz es algo que, por su propia naturaleza, es para compartir y...
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