Ser maestro
Yo no sé si esto les pasa a todos, pero yo me inicié en la enseñanza con altas dosis de ansiedad; quizás porque nadie nos enseña a ser profesores y tenemosque aprenderlo nosotros mismos en la práctica. Aún me acuerdo de mi miedo a que se me acabara el material que había preparado para cada clase, o que un alumno me hiciera preguntas que no pudieracontestar, o simplemente extraviar u olvidar mis apuntes y no poder seguir la clase. Con ello, también me acuerdo de la tensión diaria para aparentar ser una profesora seria y que todo estaba bajo control.Con el paso del tiempo, corrigiendo errores y retomando aspectos positivos, pude abandonar las apariencias y obtuve el gusto de ser profesora, el gusto de estar en clase con seguridad en mí misma,con el criterio de lo que se puede y lo que no se puede hacer en una clase. Así, llegó también la libertad de decir lo que pienso, de implementar nuevas técnicas para explicar un tema escapado a larutina y convirtiendo cada clase en una actividad gratificante.
De la misma forma, ahora entiendo la escuela como un sitio donde vamos a aprender, donde compartimos el tiempo, el espacio y el afectocon los demás; donde siempre hay alguien que te sorprende, te emociona, porque te dice algo magnífico. No obstante, el maestro no debe pensar que sólo se abre la mente a los alumnos, pues también la...
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