Ser mediocre
Soy un chico de 31 años, 31 años que conforme han ido transcurriendo, menos ha dado de sí mi apocada vitalidad, más ha ido reduciéndose el pasadizo vital, ya que lejos de ampliarse las experiencias y vivencias, han sido una serie de malditas casualidades que me han llevado a sumar a la timidez, un trastorno de evitación, rubor facial, hiperhidrosis y unaangustia asociada que todo lo altera.
Con la edad he ido acumulando e intensificando la sensación de que se me han ido reduciendo las oportunidades y las esperanzas.... El tiempo perdido, la sensación de congoja, de que he perdido mi vida y cada día que pasa es más tarde para enderezarla, me angustia. Mi conciencia sólo es capaz de prefigurar en su imaginación los miedos que supongo la mayoríade nosotros padecemos, ya no hay espacio más que para alguna ocasional alegría esporádica; el resto es miedo, angustia. La bilis que reposa ya perpetuamente en el fondo de la copa de la vida hace que todo lo que en ella se escancia sepa amargo, que esté ya de antemano corrompido. Y eso cansa, cansa muchísimo, agota las energías de cualquiera estar pendiente siempre de lo peor, sea o no fundadoese miedo, y al mismo tiempo acota la oportunidad de salir de esta situación porque esta actitud es retroactiva.
Padezco una timidez extraña, timidez como miedo, miedo a muchas cosas; y uno de los miedos más punzantes y paralizantes es el miedo a lo desconocido, lugares, gente, a los demás, al prójimo, al otro.
Así me siento la mayoría de veces, y lo peor, así quiero sentirme muchas veces; unasombra que pasa sin perturbar ni ser perturbada, un fantasma, pero en el fondo seria capaz de realizar todos mis mas internos sueños, pero ahí esta de nuevo mi angustia, me paraliza, me corrompe por dentro, me consume.
Pero lo peor es cuando la vida exige su tributo de experiencias, de vivencias, y ante su gesto displicente y brusco, tan sólo podemos ofrecerle nuestras manos vacías ytemblorosas y mirarla con una mezcla de congoja, ansiedad y esperanza, con el íntimo deseo que en última instancia se apiade de esta miseria que no podemos disuadirnos ha venido de fuera, por mucho que digan que es algo propio e interior. A nosotros se nos hace como una maldición impuesta, como un lastre que nos hunde. Y contemplamos la vida en otros, esas cosas que viven y que parecen tan sencillas devivirse, y la punzada de frustración nos corroe y abrasa. Y no hay nada que podamos ofrecer, sólo un vacío amargo que hemos saboreado ya tanto tiempo que apenas sí recordamos que eso no es lo normal.
La muerte en vida, ese miedo paralizador que tu parte mas cerebral es capaz de analizar pero tu parte emocional es incapaz de soportar o quizas sea al reves.
Durante un largo periodo de mi vida,quizás desde que tengo uso de razon, he tenido miedo, y este miedo me ha impedido realizar mis propios sueños, yo mismo he sido el prisionero de mi propia persona, yo mismo he puesto mis limites.
Que se puede sentir cuando tu día a día es intentar dar el 100% para estar dentro de la normalidad,
Los pensamientos de suicidio han convivido en mi como conviven dos hermanos, luchas internas entreel amor y el odio, pero esto seria tan egoísta, tan cobarde que no me lo podría permitir,
Pero no me gusta mi vida, ni como la vivo ni como no la vivo, ni como la malgasto, y debo añadir que tampoco me gusta el mundo de ahí fuera, tanto dolor, es lo que tiene sentirse frustrado, tu cerebro depende en que situaciones te dice que tu podrías haber sido bueno para algo y otras para nada.
Que va acostar, claro que sí, pero del mismo modo que el problema ha ido socavando poco a poco, inexorable, a menudo invisible, así hemos de ir contrarrestándolo, con pequeños logros, pequeños pasos, pequeños esfuerzos que estén a nuestro alcance, sin querer mover montañas de repente.
Yo diría que la apatía es la manifestación del miedo a una conciencia que ya casi ha agotado sus recursos para...
Regístrate para leer el documento completo.