Sergio Espinosa Proa: La Escritura De La Finitud

Sergio Espinosa Proa: La escritura de la finitud
I
La lucidez sirve solamente para llegar
a lo que nunca esperábamos
Sergio Espinosa Proa

Me resulta difícil hablar del maestro Sergio Espinosa Proa desde un territorio que no sea el de la alegría, compartir con el maestro es conocer un costado de la vida en el que la pasión, la lucidez y el humor danzan al compas de una música singular, unmurmullo nutricio que logra filtrarse hasta los sedimentos de nuestros propios significantes, asombrados vemos inesperadamente que de aquellos suelos de los que brotaban cómodas –es decir insípidas- certezas vemos brotar sabrosas incertidumbres: frutos frescos del árbol de lo mortal que nos recuerdan que antes que la verdad está la vida.
Diré a titulo personal, que el encuentro con su pensamientoha sido uno de los hechos decisivos de mi vida, añadiré a esto que tal encuentro se ha dado de la forma quizá mas afortunada: puedo conocer –sin agotar la sorpresa- al ser humano desde el cual aquella extrema singularidad reclamaba una voz; una voz generosa y apasionada que sabe convocar el silencio sagrado.
Es particularmente significativo para mi el poder que posee Sergio para contagiarnos supasión por acontecimientos inesperados, acontecimientos que al final del día descubrimos son los que le aportan a esta aquel carácter de “lo Real”, para irme adentrando en el comentario a la lectura del texto que aquí nos convoca quisiera destacar dos pasiones que a mi parecer son constantes en el despliegue singular del maestro: la pasión por la escucha y la pasión por el pensamiento, pasionesque abren un hiato del tiempo, lo mismo que una distancia, que no pertenecen al tiempo ni al lugar: En dicha distancia pasaríamos a escribir. (Blanchot, 1994)
Bajo el pórtico que el espacio de la escritura ha abierto en sus palabras se da lugar otro feliz abrazo: el de la filosofía con la poesía, efusivo abrazo -no exento de rasguños- que hace rodar por la ladera de lo finito todo garantemundano, lo paradójico de esto es que en su descenso tales espíritus siembran nuevos cuerpos al ras de la ladera, mismos que estarán condenados al mismo descenso, pero que a diferencia de sus predecesores conocen el goce de dejarse caer.
II
Si todas las cosas se convirtiesen en humo,
se discernirían con el olfato
Heraclito
Silencio, te conozco de oídas
Maurice Blanchot
Si la Filosofía (segúnla afirmación que persiste de Sócrates a Heidegger) es un ejercicio para la muerte, digamos que pensadores como el Mtro. Espinosa nos hacen caer en cuenta que para tal ejercicio precisamos mas que una buena vista un buen olfato -pero sobretodo- buen oído: el régimen de la muerte se huele, pero sobretodo se escucha.
Una de las conclusiones que podemos elaborar del fracaso metafísico de pensar loreal como un sistema, fue que este proyecto priorizaba el sentido de la vista, el lenguaje que devino ciencia –el lenguaje de la mirada- acabo siendo el escudo de Perseo desde donde lo real-singular reflejado era petrificado, asumido, domesticado.
Pensar entonces al margen del imperio de la mirada, guiándose por un olfato que persigue lo real, da origen a una nueva manera de hacer filosofíacaracterizada por dejar de lado el escudo y la espada y salir al encuentro cuerpo a cuerpo que implica existir, esta forma de crear filosofía que recupera el aliento de la vida por encima de la verdad se identificara bajo el signo de Dionisio como pensamiento trágico, pensamiento nómada donde el instinto “sabe”:
Quien no sólo comprende la palabra «dionisiaco», sino que se comprende a sí mismo en ella,no necesita ninguna refutación de Platón, o del cristianismo, o de Schopenhauer - huele la putrefacción (Nietzsche, 2000).
Este olor a descompuesto es la razón primera para que el pensamiento desplace la prioridad del dualismo mente-cuerpo hacia el problema muerte-cuerpo, problema fundador de lo humano que en determinado momento se confundió y se extravió hasta devenir en metafísica y...