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DE LA FUERZA PÚBLICA “ANALVET”
N. I. T: 900154396-7
EL LLANTO DE LA INDIGNACIÓN Y LA IMPOTENCIA
Con la absoluta certidumbre de que nuestros soldados no iban autilizar sus armas contra ellos y aprovechando su gran número para consolidar una descomunal desproporción de fuerzas, los indígenas caucanos cobardemente humillaron y vejaron a quienes cumpliendocon su deber estaban allí para protegerlos.
Sin antecedentes en nuestra historia republicana reciente, y traspasando los límites del ordenamiento penal, el ultraje infligido por los irreflexivosamotinados en el Cauca a quienes encarnan la legítima defensa de la sociedad por mandato constitucional, es un acto no solamente de desmedido salvajismo sino de dolorosa ingratitud que conmovió hasta laslágrimas a un curtido guerrero, resignado a la impotencia para hacer honor a principios y valores inculcados.
Hasta en la propia humillación brilla el alma noble del soldado colombiano.
Losindígenas en cambio, descubrieron ante propios y extraños sus malintencionadas pretensiones que no son otras distintas a las de permitir el libre accionar de los bandidos por los territorios que reclamancomo suyos.
Si no querían agentes armados en esos dominios, ¿Por qué no comenzaron expulsando primero a los ilegales causantes de tanto derramamiento de sangre?
Se equivocan quienes creen que ennuestro suelo patrio pueden existir zonas vedadas a la acción de las fuerzas legítimas del Estado.
Lo ocurrido en el Cauca no puede volver a repetirse y así lo deben entender tanto el gobierno comolos infiltrados protagonistas. Con el ataque aleve a nuestros hombres, se ha mancillado la propia dignidad de la república.
¡Loor a esos valientes compañeros que aún en forzosa retirada, tuvieronel coraje de silenciar sus armas, prefiriendo la humillación y el desprecio, antes de mancharlas con sangre hermana!
No siempre “la guardia muere pero no se rinde”
Cordialmente,
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