Sesión: "operativo de seguridad"
El reloj marcaba las cuatro de la mañana, la sesión planeada el día anterior ya reposaba en el morral de promotor esperando inquieta ver la luz en Pueblo de lascasas.
Comenzó la empresa de llevar a los participantes de ese corregimiento una entretenida lectura –o al menos eso consideraba- y me dirigí, caminando; al cruce de “La Pasividad” para tomar eltransporte. Allí me esperaba, una camioneta Ford 350, modelo 78, color óxido con dos pasajeros.
-Lo estábamos esperando pa’arrancá! – Comentó el conductor, un hombre canoso y rechoncho de actituddespreocupada.
- A qué hora sale – pregunté.
-Ya mismo…embárquese.
El viaje tardó cuarenta y cinco minutos hasta “la Y”. Las menudas gotas de agua que destilaban de los techos de zinc y empajados en las18 casas, los charcos rojizos, la mañana gris y fría que armonizaba con el color del humo de los primeros fogones de leña de esa mañana y el kiosco enfrente del único comedero existente, hacían lasdelicias de los pocos viajeros que observábamos el panorama de la entrada: Un camino carretero casi impenetrable. Me acerqué a una persona y pregunté:
-¿Que tal estará el camino?
-Ni en los peorestiempos, ayer llovió toda la tarde, anoche cayeron unos buenos chaparrones y ahora ha queda’o el chij-chi este. Van a tener que esperar que salga el sol y se oree el camino.
De repente, escuché la vozdel conductor: -¡Bueno…nos vamos! Nada más contrastante con aquel comentario que acababa de escuchar, al parecer el viejo estaba acostumbrado a manejar en esas condiciones o aún peores y así nos lohizo saber cada vez que enderezaba el rumbo moviendo la cabrilla para uno y otro lado cuando su vieja camioneta intentaba salirse del camino dominada por el barro.
Empleamos hora y media en unrecorrido que en condiciones normales tarda media. La calle central donde se concentra el movimiento de pasajeros, transeúntes, viviendas y algunos locales comerciales estaba alborotada por un suceso anual...
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