Sexenio democratico
La crisis de los años 60. La revolución de septiembre de 1968.
En los años 60, al tiempo que se va desfigurando el modelo de liberalismo doctrinario, acuñado desde la década de los años 30 del siglo, fueron cimentando nuevos elementos de índole ideológica, económica y técnica. En esta década bisectriz tomaron protagonismo nuevas condiciones técnicas, deindudables repercusiones futuras, como la construcción de la red básica del ferrocarril y del tendido telegráfico que consolidaron el mercado nacional. Junto a ello, en el plan político, los años 60 estimularon la extensión cuantitativa del ideal democrático y la posibilidad cualitativa y real de ponerlo en práctica, rompiendo con la trayectoria doctrinaria que había tipificado al liberalismo español desdesus primeras formulaciones.
La revolución de 1868 viene explicada por un conjunto de variables de índole diversa, cuyo alcance temporal se proyecta a lo largo y ancho de la década.
Es preciso añadir a los condicionantes económicos, los elementos de crisis política del liberalismo doctrinario, la actuación de las elites políticas y militares, y la acción del mundo intelectual, tanto en lacrítica a la situación existente como en la creación de un discurso alternativo. En este aspecto la revolución de 1868 no es heredera directa de la crisis de 1866.
En términos políticos, el derrumbamiento del sistema isabelino vendría provocado por el enfrentamiento entre dos elites políticas:
Una heredada del moderantismo histórico, muy proclive a una concepción patrimonial del poder, con escasacapacidad de respuestas renovadoras ante las transformaciones culturales, económicas y sociales. En suma, una tendencia acusada al inmovilismo con nulas respuestas acomodantes al conjunto de demandas sociales. Este sector de la elite política quedó en parte desplazado del poder por el dominio de la Unión Liberal de la escena política entre 1856 y 1864, pero sin embargo recobrará un protagonismopolítico excluyente en los últimos años del reinado de Isabel II.
Otra, procedente del progresismo y del partido demócrata, a la que se irán incorporando desde 1866 sectores de la Unión Liberal, era más receptiva al as demandas del conjunto social, hasta entrar en colisión con el sector anterior y desgajarse paulatinamente del sistema conforme se agudice su inmovilismo. El desajuste estaría provocado enúltima instancia por las resistencias opuestas por una elite tradicional que tendieron cada vez más a utilizar como instrumento de poder político a las camarillas palatinas, con la consiguiente influencia sobre la Corona, abusando del margen que a ésta concedía la Constitución de 1845, de ahí que se asociara a la persona de Isabel II con esta elite y fuera considerada como un lastre más para lamodernización política.
Desde este marco de análisis la revolución de septiembre se nos aparece como un hecho de minorías, que se engendra en el interior de las elites políticas, más que como una revolución popular. Sin embargo, cuando se estudia la morfología de los hechos de septiembre de 1868, resuelta evidente la importancia del elemento popular en todo el entramado. Al fin y al cabo lacultura política había ido calando con más fuerza en el tejido social. Habría que recurrir una vez más a la sempiterna dualidad entre campo y cuidad. En los principales núcleos urbanos españoles, los niveles de información y debate político había alcanzado un progreso notable con respecto a épocas anteriores. La mayor difusión de la prensa, la influencia de los intelectuales, el incremento del consumode libros, una pedagogía cada vez más acoplada a la recepción de los mensajes políticos, lubrificaron los canales de transmisión entre emisores y rectores del discurso político. Otra cosa era el campo y los pequeños núcleos urbanos de corte rural, más proclives a la quietud y donde los mensajes llegaban con una mayor dificultad.
De aquí que el desajuste entre modernización política y cambio...
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