sexo
Como era de esperar, inmediatamente surgen las diferencias entre losgéneros a la hora de platicar sobre sexo. Para ambos, abrir la temática nos es mucho más sencillo entre pares. Los varones se despliegan sin tapujos, a los gritos, con exclamaciones desatadas ygesticulaciones desmedidas. Puede ser en un bar, en la oficina, reunidos para ver un partido de fútbol (obvio, en el entretiempo), mientras se hace el asadito o entre mano y mano de un truco de cuatro.Las mujeres, muy diferentes en este sentido, cuando hablamos de sexualidad siempre intimamos. Nos contamos sin el menor pudor todo lo que nos acontece al respecto. Sufrimos juntas los efectosde desamores eróticos, nos preguntamos sobre todo lo imaginable, nos aconsejamos, abrimos nuestra genitalidad en la charla compartida casi del mismo modo en que hablamos sobre cómo le va en el colegioa los chicos, qué hacer con la mucama que nos falta todos los lunes, los parciales que tenemos que rendir para la facultad o los datos de una receta interesantísima. Las mujeres hablamos de nuestroshombres (los que están con nosotras, los que nos dejaron, los que deseamos que nos elijan), los desplegamos en sus estilos sexuales, en sus mañas, en sus tamaños y en sus potencias e impotencias. Nosinvolucramos en el resultado de lo que construimos con el “otro” en la cama. Nos mostramos deseantes o inapetentes, activas o pasivas, culpables o víctimas. Nos llevamos con nosotras un listado de...
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