sexo
El neurocientífico Barry Komisaruk y la investigadora sexual Beverly Whipple, en compañía deotros autores, se dieron a la tarea de recoger evidencia de sensaciones orgásmicas por fuera del catre y encontraron que pueden ser más frecuentes de lo que la gente se imagina.
Los orgasmos que sealcanzan con la simple creación de imágenes mentales a partir de fantasías, incluso en personas aisladas, y sin que medie tocamiento alguno, que fueron probados en el laboratorio hace más de dosdécadas, son una realidad que favorece un poco más a las mujeres, siempre y cuando logren dedicarse en serio a esta tarea.
Aunque un poco más elaborado, y donado por la cultura oriental, está el clímaxobtenido tras la disciplina de aplicar milenarias técnicas de meditación que compensan el ascetismo de muchos solitarios trascendentales y de manos elevadas, y por el mismo camino se encuentran las“llegadas” que irrumpen en el trance de muchos místicos.
Más aterrizados son los orgasmos que, sin pedir permiso, se instalan de súbito en el cuerpo de algunos hombres y mujeres que, tras sufrir unalesión de su médula espinal, responden al estímulo autónomo de un sistema nervioso sin control y las sensaciones de gozo que producen los estimuladores que se implantan sobre las neuronas de lospacientes con dolor.
¿Y qué tal los gritos de placer que provocan las descargas eléctricas cerebrales anormales de ciertos enfermos de epilepsia durante sus ataques? Pues son orgasmos de verdad y muyintensos, como también pueden serlo los que se alcanzan con caricias en zonas de piel, distintas a las de la dotación erótica, que se entrenan solo para percibir placer.
Estos últimos, a los que...
Regístrate para leer el documento completo.