SEXTO CAP TULO
Luego de comer los sabrosos camarones, el viejo limpió prolijamente su placa dental y la guardó envuelta en el pañuelo. Despejó la mesa, arrojó los restos de comida por la ventana,abrió una botella de Frontera y se decidió por unas de las novelas.
Lo envolvió la siesta de las dos de la tarde y se tendió en la hamaca sonriendo socarronadamente al imaginar personas que abrían laspuertas de sus casas y caían a un río a penas daban el primer paso. Por la tarde, luego de darse una nueva panzada de
camarones, se dispuso a continuar la lectura, y se aprestaba hacerlo cuando ungriterío lo distrajo obligándolo a asomar la cabeza al aguacero.
Por el sendero corría una mula enloquecida entre estremecedores rebuznos, y lanzando coses a quienes intentaban detenerla. Tras un granesfuerzo, los hombres consiguieron rodear al esquivo animal. Algunos caían para levantarse cubiertos de lodo,
hasta que por fin lograron tomar el animal.
El alcalde, esta vez sin paraguas, ordenó quela tumbaran y le despachó el tiro de gracia, el animal lanzó un par de patadas al aire y se quedó quieto.
El alcalde ordenó prepararse para salir al otro día temprano hasta el puesto de Miranda, yencargó a dos hombres que faenaran el animal. La carne trozada fue llevada hasta el portal de la alcaldía y el gordo la repartió entre los presentes, el gordo le preguntó a Antonio José Bolívar ¿qué partequería? El respondió que solo un trozo de hígado, entendiendo que la gentileza del gordo lo inscribía en la partida.
Con el pedazo de hígado caliente regresó a la choza. Mientras freía el hígadotirándoles pedacitos de romero maldijo el incidente que lo sacaba de su tranquilidad.
Murmurando, se puso la dentadura postiza y masticó los secos pedazos de hígado. Muchas veces escuchó decir que con losaños llega la sabiduría. Hacía varios años desde la mañana en que al muelle del El Idilio abrió una embarcación nunca antes vista, una lancha de motor que permitía viajar a ocho personas.
En la...
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