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Chicago
En Chicago, un soleado domingo, hombres y mujeres que habían ido juntos al instituto
se reunieron para almorzar tras haber asistido a un acto oficial en el centro la noche
anterior.
Querían saber más cosas de la vida de s
us ex compañeros de clase. Después de
muchas bromas y una gran comida, entablaron una interesante conversación. Angela
que había sido una delas personas mas populares de la clase, dijo:
-
La vida ha seguido una trayectoria muy distinta de la que yo pensa
ba cuando íbamos
al instituto. Han cambiado muchas cosas.
-
Es cierto convino Nathan.
Los demás sabían que Nathan había continuado con el negocio familiar, que funcionaba
como siempre, y que desde que ellos recordaban estaba integrado en la comunidad.
P
or eso los sorprendióverlo preocupado.
-
Pero ¿habéis notado que cuando las cosas cambian nosotros no queremos cambiar ?
-
prosiguió.
-
Creo que nos resistimos al cambio porque cambiar nos da miedo
-
apuntó Carlos.
-
Tú eras el capitán del equipo de fútbol,
Carlos
-
dijo Jessica
-
Nunca hubiera pensado
que algún día llegarías a hablar de miedo.
Todos rieron al advertir que, aunque habían tomadodirecciones distintas (desde ser
ama de casa hasta trabajar de ejecutivo en una empresa), experimentaban
sensacione
s similares.
Cada uno de ellos intentaba afrontar los cambios inesperados que se estaban
produciendo en su vida en los últimos años. Y casi todos los asistentes admitieron que
no habían encontrado una buena manera de hacerlo.
-
A mí también me daban mied
o los cambios
-
intervinoMichael
-
Cuando se produjo un
gran cambio en nuestra empresa, no supimos qué hacer. Seguimos actuando como
siempre y casi lo perdimos todo. Pero entonces me contaron un cuento que lo cambió
todo.
-
¿En serio?
-
preguntó Nathan.
-
Sí. El cuento alteró la manera en que yo miraba los cambios, y a partir de ese
momento las cosas mejoraron rápidamente ... En mi trabajo y en mi vida."Entonces divulgué el cuento entre algunas personas de mi empresa, que hicieron lo
propio con otras aje
nas a ella, y enseguida las cosas empezaron a funcionar mucho
mejor porque todos nos adaptamos mejor al cambio. Y muchos dicen lo mismo que
yo: que los ha ayudado en la vida privada.
-
¿De qué cuento se trata?
-
preguntó Ángela.
-
Se llama ¿Quién se ha llev
ado mi queso?
Todos se echarona reír.
-
Me gustaría oírlo dijo Carlos
-
. ¿Por qué no nos lo cuentas ahora?
-
Desde luego
-
respondió Michael
-
. Será un placer para mí... No es demasiado largo.
Y Michael empezó a contar el cuento.
E L C U E N T O
ER
ASE UNA VEZ un país muy lejano en el que vivían cuatro personajes. Todos corrían
por un laberinto en busca del queso con que se alimentaban y que los hacíafelices.
Dos de ellos eran ratones, y se llamaban Oliendo y Corriendo (Oli y Corri para sus
amigos
); los otros dos eran personitas, seres del tamaño de los ratones, pero que
tenían un aspecto y una manera de actuar muy parecidos a los de los humanos
actuales. Sus nombres eran Kif y Kof.
Debido a su pequeño tamaño, resultaba difícil ver qué estaban ha
ciendo, pero si
mirabas de cerca descubríascosas asombrosas.
Tanto los ratones como las personitas se pasaban el día en el laberinto buscando su
queso favorito.
Oli y Corri, los ratones, aunque sólo poseían cerebro de roedores, tenían muy buen
instinto
y buscaban el queso seco y curado que tanto gusta a esos animalitos.
Kif y Kof, las personitas, uti1izaban un cerebro repleto de creencias para buscar un
tipo muy distinto de Queso
-con mayúscula
-
, que ellos creían que los haría ser felices
y triunfar.
Por distintos que fueran los ratones y las personitas, tenían algo en común: todas las
mañanas se ponían su chándal y sus zapatillas deportivas, salían de su casita y se
precipitaban corriendo hacia el laberinto en busca de su queso favorito.
El laberint
o era un dédalo de pasillos y salas, y algunas de ellas...
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