Shape Of Reading
-Ni siquiera el más fuerte de los hombres puede soportar tanto tiempo debajo del agua – dijo el envidioso guerrero, quedesconocía la existencia de la cueva-. Creo que ya no tenemos nada que hacer aquí.
Los guerreros gautas miraron con furia al danés. No les faltaban ganas de arrojarlo a lasaguas y convertirlo en alimento de las bestias.
Un poco más tarde, con pesar, el rey Hrothgar ordenó el retorno de sus tropas al palacio.
-Nosotros nos quedamos aquí-anunciaron los gautas, que aún tenían esperanza de volver a ver con vida a su líder.
En la gruta bajo el lago, empapado de agua, sangre y sudor, Beowulf permanecía depie con la gran espada de gigantes entre las manos. Medía la distancia que lo separaba de la madre de Grendel y esperaba que ella tomara la iniciativa y atacara. Todossus músculos estaban en tensión.
Cuando la ogresa al fin avanzó hacia él, Beowulf levantó el arma con un movimiento veloz y preciso, y la descargó con todas sus fuerzassobre la cabeza de su enemiga. Esta vez la hoja de la espada no se disolvió. El hierro atravesó la gruesa piel y los huesos de la bestia y volvió a salir salpicado desangre.
La madre de grendel gimió y se desplomó malherida. Beowulf alzó otra vez la espada, pero no necesitó volver a usarla. La vil criatura se arrastró unos metros por elsuelo de la caverna, agonizando, hasta que la vida la abandonó.
Beowulf decidió entonces explorar un poco la gruta. Tomó un leño de la hoguera que seguía ardiendo yavanzó a tientas entre los húmedos muros de piedra.
El agua se filtraba por las agrietadas rocas del techo y formaba charcos aquí y allá. En algunos rincones y recovecos.
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