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Tengo la impresión de que, salvo excepciones, la película de Darren Aronofsky ha pasado por las pantallas sin pena ni gloria. Una más, entre muchas. Incluso, para aquellos que haya podido ser una excepción apreciable, cabe la duda de que hayan ido más allá del significante.
Sin embargo, el verdadero y más profundo valor e interés de film será, sin duda, su significado. Sutrasfondo. Intencionado o no, pero real y auténtico.
En este sentido, tenemos que hablar de una obra magistral, tanto en su exposición como en su verdadero y más profundo mensaje. En la forma expositiva, porque logra una combinación secuencial de escenas que se van armonizando entre imágenes reales, juntamente con el pase, sin solución de continuidad, a imágenes ya fantásticas ya alucinatorias yaoníricas, que, manteniendo un hilo conductor, cual clave musical, constituye, en su conjunto, una auténtica sinfonía.
Darren Aronofsky en una brevísima secuencia, a modo de introducción, nos sintetiza los parámetros por los que su obra va a discurrir. Nina fantasea interpretando el “cisne blanco” chocada súbitamente por la aparición, en sueños, de su oponente, el “cisne negro”, amenazante.
Ninaes hija única, vive con su madre. No sabemos si viuda, ésta, o separada. Nina acude a una escuela de ballet clásico. Su pretensión, al parecer, va más allá de lograr ser una bailarina más, sino la mejor. Celo que su madre inculca con ahínco. En su momento, confesará que desea para su hija, en este sentido, que consiga lo que para ella fue su aspiración frustrada. Nina, pues, para la madre, tendráque conseguir la meta que a la madre la realidad le negó. Nina, por tanto, desde la perspectiva materna se convierte en un “proyecto materno”. Está “obligada” a dar satisfacción al deseo materno, relegando y aceptando la supresión o suplantación de lo que, inevitablemente, su propio potencial libidinal le demandará, por pura naturaleza, como proyecto a aspiración propia.
Con este propósito, másmaterno que propio, a nivel más consciente, Nina se incorpora al cuerpo de Ballet clásico que dirige Thomas. Director duro, exigente, hasta el grado, si cabe, de la tiranía. Tanto, que para la consecución de sus propósitos no reparará en procedimientos, sean cuales fueren. Propósitos que, en la presentación de Nina, ante su público, a la par que excluía a Berth, quien hasta entonces había venidosiendo su primera figura, no eran otros que su gloria personal por encima de todo y de todos. Actitud y trato despiadados, sin contemplación alguna y sin exclusión de nadie.
Así las cosas, Nina se encuentra, por tanto, en una encrucijada excepcional y de muy difícil solución. De un lado, su compromiso, ¿obligado?, de satisfacer el deseo, ilusión, de la madre, quien con esmero la cuida y lasobreprotege, quizá movida por la fantasía de quesiempre sea “su niña”.
Más he aquí que Thomas, acorde con sus propósitos, para la consecución de los mismos, precisa una bailarina, potencialmente fijado en Nina, “hecha y derecha”. Quiere una bailarina-mujer, que sepa seducir, despertar un interés, una fuerza imparable de atracción en el Príncipe, que fije en ella todo su deseo. En suma, un Príncipe que,impulsado por su narcisismo quiere, desea, anhela unir, como una parte exultante, la belleza y sublime magia del cisne blanco, Nina. Pero, a su vez, Thomas necesita que esa misma bailarina pueda sentirse hondamente apenada, triste, deprimida, al evidenciar la pérdida del Príncipe, al sentir que le es arrebatado por el cisne negro.
Más aún, requiere, exige, imperturbable, que el propio cisne,Nina, se metamorfosee y aparezca como cisne negro, con fuerza de atracción, de engaño, de dominio con poder para arrebatar y someter al Príncipe.
El Príncipe, en la vida real del Ballet, para Nina no es otro que Thomas. Admirable, intocable, mitificado, en suma. En realidad, podríamos decir, más bien, que Nina, por razón de edades, de proyecto en común y de ausencia de padre, Thomas queda...
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