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En una ciudad tan grande como Bogotá es complicado y agobiante ir de un lugar a otro a través de los medios de transporte (que aunque digan que es público, está en manos depoderosas familias del país) que atraviesan la ciudad de lado a lado, extremo a extremo. Tantos contrastes que se pueden observar en esos paseos largos de, en mi caso, transmilenio querecorre de sur a norte; norte a occidente; occidente a oriente; y, básicamente, todas las maneras posibles con tal que se vea por medio de los estratos. Esta es Bogotá, una ciudad que recibesin condiciones a muchas personas que vienen de diferentes parte del país, gracias al conflicto armado o a la imagen que se tiene de esta ciudad como focSin embargo, este relato no setrata de la magia escondida que tiene está en esta ciudad, una magia que esconde monstruos de una cabeza, dos manos, dos pies, dos ojos, dos fosas nasales y genitales que solo imponían unaconcepción binaria, pero que clasifican entre lo femenino y lo masculino. Wait. Este monstruo parece un humanos común, no? Pues sí, son seres humanos que buscan en la basura, caminan portodas las calles de la ciudad buscando un lugar donde dormir o donde continuar viajando a un lugar que parecía la felicidad pero que en realidad les trajo tristeza y soledad. Pero bueno,nuestro objetivo es relatar un suceso muy particular. Por favor, no permitan que desvíe el relato porque podría pasar que divaguemos en temas lejanos al punto central de este cortorelato. Les venía diciendo que el transporte en Bogotá es algo complicado que produce escozor porque somos tantos, tantos para un gobierno en el que los dirigentes desperdician dinero en laguerra y crear relaciones con países que se consideran "industrializados" (países que manejan la economía mundial a través del capitalismo). o de oportunidades de trabajo y vivienda.
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