Sicologia
En las páginas que siguen, se darán algunos de los modos más comunes en que los niños expresan su creatividad en diferentes edades. Cada medio de expresión se evaluará en forma crítica para determinar si conduce a buenas adaptaciones personales y sociales y aporta satisfacción a los niños.
ANIMISMO
Animismo es la tendencia a atribuir conciencia a los objetos inanimados. Los niños pequeños tienen demasiados pocos conocimientos y experiencias para poder distinguir entre las cosas con cualidades de vida y las inanimadas. Suponen que, sienten y actúan de modos distintos en diferentes situaciones, todas las demás cosas experimentan lo mismo. Es difícil indicar cuando comienza el pensamiento animista, porque los niños muy pequeños no pueden expresar verbalmente sus pensamientos. Así pues, estos últimos se deben juzgar en función de sus actos. Este método ha llevado a la conclusión de que el pensamiento animista comienza hacia los dos años de edad, llega a su punto culminante entre los cuatro y cinco años y, luego, disminuye con rapidez, desapareciendo poco después de que el niño entra a la escuela. La tendencia que tienen los niños a atribuirle a todas las cosas las mismas cualidades vitales que poseen ellos, la animan con frecuencia los padres. Les leen cuentos o los animan a ver historietas, programas de televisión o películas en las que los árboles, los juguetes, los animales y los objetos de todos los tipos se comportan como si fueran seres humanos. Tratan de evitar que los niños lastimen o que dañen los objetos durante sus berrinches, diciéndoles: "No le des patadas a la pobre silla o le dañarás las patas “o bien "¿Cómo te sentirías si te tirara por todas partes como lo haces tú con tu propia muñeca?". En esas condiciones, es comprensible que los niños atribuyan a los objetos inanimados cualidades de seres vivos. Al tratar de explicar fenómenos naturales, tales como las nubes, las estrellas, los relámpagos o la nieve los adultos animan con frecuencia a los niños a que se las consideren con cualidades de seres vivos. Sólo a medida que los niños van obteniendo mayor experiencia y comienzan a entender las explicaciones sobre la diferencia entre los objetos animados y los inanimados, se desvanece su pensamiento animista. En consecuencia, el animismo se puede considerar como una actividad creativa de comienzos de la niñez; pero es raro que prosiga después de que los niños ingresan a la escuela.
EVALUACIÓN. No se puede poner en duda el hecho de que el animismo produce placer a los niños pequeños. Añade alegría a su juego con juguetes durante los años en que están demasiado inmaduros para dedicar mucho de su tiempo a actividades con otras personas. Cuando los niños se hacen suficientemente maduros para entender los juguetes y los animales reales, comienzan a perder interés en jugar con ellos y dedican su atención a los juegos que no necesitan juguetes. No hay evidencias de que el atribuir a los objetos inanimados cualidades de seres vivos obstaculice en ninguna forma las adaptaciones personales y sociales de los niños. Por el contrario, ayuda a los pequeños a ponerse en el lugar de otros y, en esa forma a desarrollar simpatía y empatía. Por ejemplo, los niños que sienten lástima por un juguete golpeado por otro pequeño en un berrinche, aprenden a sentir lástima por las personas que se encuentran en situaciones similares. Como resultado de ello, esto les ayuda a los niños a aprender a dominar los ataques agresivos contra otros. Lo que es igualmente importante es que, al identificarse con los juguetes; los niños obtienen un sentimiento ...
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