siervo sin tierra
La historia narrada por Eduardo Caballero Calderón en su novela Siervo sin tierra tuvo lugar en losaños cincuenta del siglo pasado, años de atroz violencia partidista, y parece escrita para los días actuales. Solo han cambiado los nombres de los usurpadores de la tierra, que ya no son ni losconservadores ni los liberales (hundidos hoy en otros afanes), sino los guerrilleros, los narcotraficantes, los paramilitares y los terratenientes. El problema se agrandó.
Lo que hace el escritor de Tipacoqueno es otra cosa que presentar el drama de los campesinos de todas las épocas, víctimas de la barbarie que se enseñorea de los campos, se apodera de los bienes ajenos y siembra el terror y la muerte.Los campesinos son los eternos desposeídos. Los huérfanos de todos los gobiernos y de todos los políticos.
Ahora el tema del día es la reforma agraria. La misma reforma que se intentó hace ochentaaños, en el gobierno de López Pumarejo, y que otros gobernantes han pretendido efectuar, siempre con resultados nugatorios. El problema, lejos de resolverse o por lo menos aminorarse, ha echado raícescada vez más profundas. Tan oscuro es el panorama, que no se conoce a ciencia cierta cuál es el número de desplazados que han salido de los campos para refugiarse en los centros urbanos. Unos hablan detres millones, otros de cinco. De todas maneras, una realidad lacerante, dramática e insoluble.
Tampoco se conoce la cantidad de tierra usurpada. Millones de hectáreas, por supuesto, que configurantodo un estado de injusticia e insensibilidad social en un territorio feraz –e inexplotado– en el cual los abusos, los atropellos, las impunidades y las desigualdades nos señalan como uno de los...
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