siete horas para enamorarte
GIAMPAOLO MORELLI
Traducción de Elena Martínez
Paolo es periodista en Il Mattino, un diario local napolitano. Paolo es
un buenazo y un tanto pusilánime. Su jefe hace de él lo que quiere y
su prometida también. Paolo lo único que quiere es casarse y llevar
una vida ordenada. Sin embargo, su vida está a punto de dar un
vuelco radical e irreversible. Todo pasaal mismo tiempo: descubre
que su novia le está siendo infiel (con el redactor jefe de Il Mattino,
nada menos) y él la deja; renuncia a su trabajo (para no pasear sus
cuernos por la redacción más de lo estrictamente necesario); consigue
un puesto nuevo (en una revista para hombres llamada Macho Man) y
lo mandan a hacer un curso de seducción para hombres
desesperados por ligar. Y es entoncescuando la trama se complica.
¿Qué pasaría si intentara aplicar las técnicas de seducción que su
irresistible profesora Valeria le enseña para reconquistar a su ex?
Una encantadora comedia romántica, Siete horas para enamorarte
saca una sonrisa y derrite el corazón.
ACERCA DEL AUTOR
Giampaolo Morelli nació en Nápoles en 1974. Es un reconocido
actor, guionista, director y autor. Tiene másde 30.000 fans en
Facebook y sueña con llegar a convertirse en el Nick Hornby
napolitano.
#aMorelli
ACERCA DE LA OBRA
¿Qué pasaría si intentaras aplicar determinadas técnicas de
seducción para reconquistar
Para Carolina de la clase 4.° B.
Yo te amaba pero tú ni siquiera me mirabas
Las técnicas de seducción que se presentan en
esta novela son todas auténticas y funcionan.
1
—Yluego cerramos con un artículo sobre el convenio de recompra y
el plan de readquisición de acciones de L’Espresso, Piaggio y
Benetton. Paolo, te encargas tú. Esta noche te vas a Milán. Te he
concertado una cita con los consejeros delegados. Bien, buen trabajo
para todos. Nos vemos mañana.
Las manecillas del gran reloj Philippe Starck negro y plateado
colgado en la pared marcan las 17.00cuando Alfonso Costa, el jefe de
redacción de la sección de economía de Il Mattino di Napoli, da por
concluida la última reunión del día.
Los redactores vuelven a sus puestos. Solo Paolo, un chico de unos
treinta y cinco años, con chaqueta, corbata y la raya del pelo a un
lado, ligeramente ondulado sobre la sien, sigue dentro.
Alfonso está de pie, mirando dos grandes nubes grises yamenazadoras a través del ventanal que se asoma a la calle
Partenope.
Abajo, en la calle, al otro lado de los gruesos cristales, el tráfico de
coches fluye silencioso y, más allá, las gaviotas rozan las olas del mar
lívido del golfo. La mirada de Alfonso, perdida más allá de la línea del
horizonte, se detiene en un barco de vela que rompe veloz la
superficie del agua encrespada.
—Perdona, Alfonso…—dice Paolo con un hilo de voz a espaldas de
su jefe.
—¿Te gustan los barcos de vela?
El chico arruga la frente y empieza a responder:
—No lo sé, no he navegado nunca en ninguno.
—Pero ¿qué clase de napolitano eres? Tienes que probarlo. Es una
sensación magnífica. Es algo que te atrapa, Paolo.
Alfonso se vuelve para mirarle. Lleva el traje azul de costumbre, sin
corbata. La camisa blanca y elpelo canoso resaltan su bronceado,
que no se le va ni siquiera en invierno.
—Me imagino —dice Paolo bajando la mirada.
—Además, perdóname, ¿adónde te llevas a las tías? Estás viviendo
con tu novia. ¿Qué pasa, que ya no quieres follar?
—¿Cómo…? —Paolo levanta las cejas—. Oye, me alegro de que
me hayas encargado el artículo, pero esta tarde tengo el curso
prematrimonial. Es la tercera vezque falto, Giorgia…
—Haces bien en casarte, Paolo; en el trabajo te va muy bien…
Además, Giorgia es una buena chica, guapa e inteligente. Un hombre
necesita un punto de referencia.
Paolo esboza una sonrisa de compromiso.
Alfonso, serio, le mira fijamente.
—¿Cuánto tiempo hace que no follas, Paolo?
El chico abre los ojos de par en par y se seca las palmas de las
manos sudadas en la tela...
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