Siglo de oro
Se podría creer, tras la expulsión de los moriscos y después del glorioso amanecer de 1492, que en Europa y particularmente en España,toda persona se paralizara y dejara de lado sus ocupaciones para dirigir la mirada al otro lado del océano buscando “las nuevas tierras encontradas”. Como si desde entonces todo se redujera a losconquistadores, a los reyes españoles, a los misioneros religiosos, (y en general a la fortuna de España) y de aquel lado sólo quedara una masa informe estirando el cuello desde la península para alcanzar adistinguir el brillo de las míticas riquezas de “las indias”. Sin embargo, el entramado de la compleja vida en la España del siglo de Oro era otro, totalmente distinto.
España se desenvolvía en elmarco de una sociedad conflictiva; de enfrentamiento de castas protestando y consolidándose como nación; de pugnas entre grupos religiosos (reforma Luterana y Contrarreforma católica); de corrientespolíticas encontradas: hombres de la talla de Martín Lucero y Erasmo de Rótterdam removiendo conciencias y perturbando el orden establecido y la respuesta oficial que no se deja esperar impregnadohasta la médula todas las costumbres y modos de vida de la sociedad española en el movimiento llamado contrarreforma o reforma católica ( procesiones masivas, teatro, la parafernalia de las fiestas,beatificaciones y canonizaciones, la inflación milagrera, la reactivación de santuarios y ermitas, etc.
Encontramos a una España con una obsesión por la honra y el honor como valor social, por lalimpieza de sangre, el desprecio del trabajo manual y una tendencia reduccionista de la mujer a sus grandes modelos, el de Eva y el de María: en el medio espacial del hogar, en la dignificación deltrabajo doméstico, la reproducción biológica y la cobertura sentimental del marido. Una España criticada en su relación con América: fustigada mediante críticas al monetarismo, a la despoblación y a la...
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