Siglo xx
abandonan sus trincheras, y salen a la superficie, mientras el
reloj marca indiferente y sin cesar el tiempo en
[sus muñecas,
y laesperanza, con ojos furtivos y puños cerrados, se
sumerge en el fango. ¡Oh Señor, haz que esto termine!
SIEGFRIED SASSOON (1947, p. 7 1 )
A la vista de las afirmaciones sobre la «barbarie» de losataques
aéreos, tal vez se considere mejor guardar las apariencias
formulando normas más moderadas y limitando nominalmente
los bombardeos a los objetivos estrictamente militares ... no
hacer hincapiéen la realidad de que la guerra aérea ha hecho que
esas restricciones resulten obsoletas e imposibles. Puede pasar
un tiempo hasta que se declare una nueva guerra y en ese lapso
será posibleenseñar a la opinión pública lo que significa la fuerza
aérea.
Rules as to Bombardment by Aircraft, 1921
(Townshend, 1986, p. 161)
(Sarajevo, 1946.) Aquí, como en Belgrado, veo en las calles
un númeroimportante de mujeres jóvenes cuyo cabello está encaneciendo
o ya se ha vuelto gris. Sus rostros atormentados son aún
jóvenes y las formas de sus cuerpos revelan aún más claramente
su juventud. Meparece apreciaren las cabezas de estos seres frá-
giles la huella de la última guerra ...
No puedo conservar esta escena para el futuro, pues muy
pronto esas cabezas serán aún más blancas ydesaparecerán. Es de
lamentar, pues nada podría explicar más claramente a las genera-
«Las lámparas se apagan en toda Europa —dijo Edward Grey, ministro
de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña,mientras contemplaba las luces de
Whitehall durante la noche en que Gran Bretaña y Alemania entraron en guerra
en 1914—. No volveremos a verlas encendidas antes de morir.» Al mismo
tiempo, el granescritor satírico Karl Kraus se disponía en Viena a denunciar
aquella guerra en un extraordinario reportaje-drama de 792 páginas al
que tituló Los últimos días de la humanidad. Para ambos personajes la...
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