Siglo v y democracia
REGINE PERNOUD, ¿Por qué Grecia?
Capítulo 3
El Siglo V y la democracia
La afición por las ideas y el debate aparecen en el terreno de la política desde Ilíada. Sin embargo, estábamos entonces en una época de pequeños monarcas, sin leyes ni consulta organizada, sin referencia, sin instituciones: podemos comprender fácilmente lo que el descubrimiento de la democracia iba asuponer de progreso en ese sentido y el auge que iba a dar a los debates políticos. Sin duda todo comienza ahí: la reflexión griega se hace lúcida y consciente cuando la política lo reclama.
Pero la democracia ateniense no hace a este respecto más que rematar una tendencia inherente desde siempre a la civilización griega.
La libertad griega
Los propios griegos parecen haber valorado esaoriginalidad y haber tomado conciencia de ella a principios del siglo V, durante el conflicto que los opuso a los invasores persas. Y el primer hecho que les llamó la atención entonces fue que existía entre ellos y sus adversarios una diferencia política, que dominaba todo el resto. Los persas obedecían a un soberano absoluto, que era su amo, al que temían y ante el cual se prosternaban; en Grecia, esascostumbres no existían. Conocemos el sorprendente diálogo en el que Heródoto, enfrenta a Jerjes con un antiguo rey de Esparta. Este rey anuncia a Jerjes que los griegos no se le someterán porque Grecia siempre lucha contra la esclavitud de un amo. Luchará, sea cual fuere el número de adversarios, ya que, aunque los griegos son libres, “no son libres totalmente. En efecto, sobre ellos impera una leysoberana, a la que temen incluso mucho más que los tuyos a ti…”. Aquí lo tenemos, a plena luz del día, en el umbral de nuestro siglo V ateniense: el principio de la obediencia consentida a una regla, lo que supone ¡la reivindicación de una responsabilidad! Y tenemos, al mismo tiempo, a hombres dueños de una opción, que no les ha impuesto nadie.
Esquilo declara con el mismo orgullo, en Los Persas,que los atenienses no son “esclavos ni vasallos de nadie” (242). Desde ese momento surgen con este contraste esencial, todas las demás diferencias: la simplicidad frente al lujo, el esfuerzo frente a la desidia, la reserva frente a las emociones exteriorizadas.
Sin embargo, es importante saber que, en el texto de Heródoto, no es un ateniense el que habla; y que no habla de democracia.
Enese texto hay mucho más: se trata de todo un principio de vida, que define, en suma, la originalidad fundamental de la civilización griega.
Con su politeísmo, Grecia no podía temblar ante la voluntad divina: esa voluntad estaba repartida, equilibrada, contrapuesta. Dado que no tenía sacerdotes (excepto para algunos cultos determinados), tampoco podía temblar ante ellos. También esto excluía losecreto. Existe una especie de cambio de atmósfera radical cuando pasamos de Grecia a otras civilizaciones, incluso a las más refinadas. No hay nada equivalente, en Grecia, a esas representaciones egipcias que muestra al Faraón, el hombre-Dios, despreciando a los pueblos sometidos. Nada equivalente al fastuoso triunfo de Persépolis, donde todo está edificado a la gloria de un hombre. Nadaequivalente tampoco a esas sutiles jerarquías de letrados que antaño conoció China. Todo ocurre, en primera instancia, en el plano humano. Frente a las imágenes del soberano, tan frecuentes en otros lugares, basta imaginar uno de esos kuroi desnudos y anónimos- que Grecia multiplicó- para que la diferencia de espíritu aparezca. O bien hasta pensar en ese famoso grupo del Ágora de Atenas que representa a losdos hombres que mataron al tirano. Los persas retiraron ese grupo cuando ocuparon Atenas durante las guerras médicas (¡una vez más ellas!); los atenienses lo restituyeron luego, tres años después de su victoria: un símbolo, aquí también, de claridad reveladora.
Al parecer, allí, en el límite entre Europa y Asia, se enfrentaban dos formas de civilización. Y el contraste en tanto más que...
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