Silgo 18 y hoy
Hablar de la educación es dialogar de la esencia del hombre, de su condición y por ende de la sociedad. El siglo XVIII pareciese estar en inframundo osuperuranio o totalmente alejado de la realidad colombiana y de nuestros contextos. Sin embargo, es paradójico y utópico pensar que hemos tenido “un avance o progreso” en el ámbito educativo. Aún existedivisión de clases, en los colegios se maltratan a los sujetos, la forma tradicional y el injerto de los modelos pedagógicos (constructivismo, cognoscitivismo, conductismo y demás) cobran vida en loscoloquiales escenarios educativos.
No somos ni antiguos ni modernos, simplemente hacemos parte de la maquinaria social, del erebo terrenal y la fuerza de aquellos que nos asumen como marionetas, lamasa perfecta para completar el muro del recelo, la división, la inequidad, el capital y la soledad.
¡Si!, en efecto, una letanía, la cadena de la muerte, la oración al dios dinero y a los lazos quedestruyen el mundo con fenómenos del calibre de la globalización y el hambre de miles en el mundo. Rousseau, Pestalozzi, Basedow y otros, han sido inmortalizados por ser antecesores de la desgracia quevivimos y la gracia que como nación no alcanzaremos si continuamos en las lógicas, vendidas por las potencias.
Nos conformamos con lo mínimo, con un tamal y un bono de bienvenido a tu defunción, nonos pensamos, aceptamos… aceptamos tal cual hemos perdido la esperanza y las ganas de vivir, como aquellas rocas inertes que adornan los palacios de un Nariño, y brillan por su ausencia…
No másoraciones colectivas y públicas hechas a Dios, a la Virgen y a los santos, formadas por una serie de invocaciones ordenadas, debemos decirle adiós a esas cadenas, pensando y pensándonos, creyendo en lohumano, en el valor de la palabra, de la educación y del intelecto.
Maestros necesitamos acceder a un conocimiento que vivifique, reivindique y nos permita crecer, posturas críticas, sociales y...
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