silicianos
Páginas: 167 (41618 palabras)
Publicado: 1 de mayo de 2014
Carole Mortimer
Serie Los Sicilianos 1
Para el siciliano Cesare Gambrelli, la muerte de su hermana en un accidente de coche en Montecarlo sólo podía tener una explicación. La culpa había sido del adicto al juego Simon Ingram. Era una deuda de sangre que sólo podía solucionarse a la vieja usanza, vengándose. Y era la familia Ingram la que iba a pagar por su trágicapérdida, sobre todo la hermana de Simon, Robin, una belleza inglesa a la que Cesare tendría el gran placer de utilizar en su beneficio. Se convertiría en su esposa y en la madre de su pequeño sobrino huérfano y engendraría a sus propios hijos. Era esta última parte la que Cesare saboreaba con más placer.
Prólogo
PERDIDO. Todo se había perdido. El dinero se había gastado hacía ya tiempo.Había vendido el apartamento de Londres, la finca de Francia, el Ferrari rojo...
Todo se había perdido al compás del giro de una ruleta.
Era una enfermedad. Él lo sabía. Una enfermedad que parecía no tener cura.
La noche anterior había perdido la única cosa que se había jurado no invertir nunca en el juego, y había dejado a su familia en una situación económica verdaderamente difícil.
¡Oh,Dios...!
Sus manos apretaban el volante del vehículo que conducía, un coche de alquiler. No le quedaba siquiera dinero para comprarse uno. Había elegido instintivamente la carretera de la montaña, salpicada de tortuosas curvas, para salir de Montecarlo. El azul celeste del mar Mediterráneo parecía llamarle tentadoramente desde allá abajo. Era una ruta que conocía muy bien, una ruta por la que, apesar de su encomiable fuerza de voluntad, regresaría otra vez esa noche, cuando la fiebre le dominase y le venciese su fascinación por las mesas de juego.
¿Cómo podría enfrentarse con su padre y con Robin, y decirles lo que había hecho? ¿Cómo podría siquiera explicarles que les había traicionado?
No, no podía.
¿Cómo podría hacerlo después de todos los sufrimientos que ya les había causado?Y ahí abajo estaba el mar azul que parecía invitarle a...
Quizá lo mejor que podía hacer era dar un volantazo en la primera curva.
Quizá ésa fuese la respuesta, la solución a la enfermedad que padecía, esa fiebre que le conducía sin remisión una y otra vez a la diosa Fortuna.
Una diosa que le había abandonado por completo...
Todo.
Todo había terminado.
Todas las esperanzas y los sueñosya no significaban nada, ahora que sabía que Pierre nunca la había amado, que nunca había tenido la menor intención de dejar a su mujer por ella.
Un año antes le había creído cuando le había dicho que la amaba, no le había importado entonces que fuera un hombre casado, sólo había querido estar con él, sentirse amada por él, y amarle ella a su vez.
Había confiado en que el hijo que habíantenido tres meses atrás sería el acicate que él necesitaba para dejar a su esposa. Pero en lugar de ello, el muy cobarde había decidido confesárselo todo a su mujer y pedirle perdón para seguir a su lado.
¡Pobre pequeño!
Su Marco.
Ella había llevado la vergüenza y la deshonra a su familia dando a luz a la pequeña criatura. Y todo para nada. Pierre no la quería. La última noche la había pasadoentera en sus brazos después de hacer el amor. Le había pedido que se quedase con ella y con el niño, pero él le había dicho la verdad, que nunca la había querido, que ella había sido sólo una simple diversión, otra conquista más en su larga lista de aventuras.
Las lágrimas corrían por su rostro mientras conducía por la carretera de montaña en dirección a Montecarlo, hacia el chalet que teníaallí su familia. Hacia su niño, su pequeño y maravilloso hijo sin padre.
¡Qué conveniente sería para él que ella desapareciera! Su corazón se había partido en dos y nunca más tendría arreglo.
Si ella no estuviera, su hermano Cesare cuidaría de Marco, le protegería de la deshonra de su nacimiento, cuidaría de él como de su propio hijo, defendiéndole para que nada ni nadie pudiera nunca...
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