Silva la agricultura
que al sol enamorado circunscribes
el vago curso, y cuanto ser se anima
en cada vario clima,
acariciada de su luz, concibes!
Tútejes al verano su guirnalda
de granadas espigas; tú la uva
das a la hirviente cuba;
no de purpúrea fruta, o roja, o gualda,
a tus florestas bellas
faltamatiz alguno; y bebe en ellas
aromas mil el viento;
y greyes van sin cuento
paciendo tu verdura, desde el llano
que tiene por lindero el horizonte, hasta el erguido monte,
de inaccesible nieve siempre cano.
Tú das la caña hermosa,
de do la miel se acendra,
por quien desdeña el mundo los panales;
tú enurnas de coral cuajas la almendra
que en la espumante jícara rebosa;
bulle carmín viviente en tus nopales,
que afrenta fuera al múrice de Tiro;
y de tuañil la tinta generosa
émula es de la lumbre del zafiro.
El vino es tuyo, que la herida agave
para los hijos vierte
del Anáhuac feliz; y la hoja es tuya, que, cuando de suave
humo en espiras vigorosas huya,
solazará el fastidio al ocio inerte.
¡Oh jóvenes naciones, que ceñida
alzáis sobre el atónitooccidente
de tempranos laureles la cabeza!
Honrad el campo, honrad la simple vida
del labrador, y su frugal llaneza.
Lo emulará celosa
vuestra posteridad; ynuevos nombres
añadiendo la fama
a los que ahora aclama,
«hijos son éstos, hijos,
(pregonará a los hombres)
de los que vencedores superaron
de los Andesla cima;
de los que en Boyacá, los que en la arena
de Maipo, y en Junín, y en la campaña
gloriosa de Apurímac,
postrar supieron al león de España».
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