simon
Vida de Miguel Magone.
Libros Recomendados
views: 13435
Titulo: Vida de Miguel Magone.
Autor: San Juan Bosco.
Recomendado por: Sebastian Trejo (Parroquia María Auxiliadora).
Miguel Magone.
(1845-1859) Vivió 13 años 4 meses.
14 meses en el Oratorio de Don Bosco.
Un encuentro realmente interesante
Regresaba yo una tarde de otoño y, para tomar el tren que tenía queconducirme a Turín tuve que esperar más de una hora en la estación de Carmagnola. Eran las siete. Estaba nublado. Contribuía todo de tal manera a aumentar la oscuridad, que a un paso de distancia no se podía distinguir a un ser viviente. Sólo un grupo de muchachos llamaba poderosamente la atención: jugaban, gritaban, atronaban los oídos de los pasajeros que estábamos allí. Los gritos: ¡espera!,¡agárralo!, ¡huye!, ¡persigue a aquél!, ¡coge a ése! llegaban hasta nosotros perfectísimamente. Pero entre toda la gritería percibíase claramente una voz que se imponía a todas las demás. Era como la voz de un capitán, que todos repetían y todos obedecían tajantemente.
Me entró enseguida enorme curiosidad por conocer a quien con tanto ardor y tanta pericia era capaz de dirigir el juego en medio de tan granalboroto. Viendo que, en un momento dado, se habían reunido todos alrededor del que les hacía de jefe, aproveché la ocasión por los pelos y de un salto me coloqué en medio de ellos.
Todos huyeron espantados; todos menos él, que se quedó firme, dándome la cara. Avanza hacia mí, pone los brazos en jarras y me dice con aire de mandamás:
— ¿Quién es usted para atreverse a mezclarse en nuestrosjuegos?
— Soy un amigo tuyo.
— ¿Y qué es lo que pretende de nosotros?
— Pues, si no os sabe mal, que me dejéis jugar y divertirme contigo y con tus amigos.
— Pero ¿quién es usted? No tengo el gusto de conocerlo.
— Ya te lo he dicho: un amigo tuyo, que deseo entretenerme con vosotros. ¿Y tú quién eres?
— ¿Quién soy yo? Soy—añadió con voz sonora y firme— Miguel Magone, el general del juego.
Entretanto, los otros mozalbetes, que de pánico habían salido de estampida, fueron volviendo uno tras otro y colocándose a nuestro alrededor. Después de dirigir la palabra brevemente a cada uno de ellos, me volví de nuevo a Magone y continué:
— Querido Magone, ¿Cuántos años tienes?
— Trece.
— ¿Vas a confesarte alguna vez?
— Pues sí—respondió, riendo.
— ¿Has hecho ya la primera comunión?
— Sí quela hice.
— ¿Aprendes algún oficio?
— El de no hacer nada.
— Pero, con todo, alguna cosa estarás haciendo.
— Ir a la escuela.
— ¿A qué clase vas?
— A la tercera elemental.
— ¿Vive tu padre?
— No; murió.
— ¿Y tu madre?
— Sí, mi madre sí que vive. Trabaja para otros y hace lo imposible por darnos de comer a mí y a mis hermanos. Pero nosotros la traemos por la calle de la amargura.
— ¿Yqué piensas hacer más adelante?
— Algo tendré que hacer, pero aún no me ha pasado nada por la cabeza.
La franqueza con que se expresaba y el buen juicio que demostraba en sus palabras me hicieron ver el gran peligro que corría aquel muchacho si continuaba abandonado de aquel modo. Por otra parte, me daba cuenta de que si aquel brío y aquel carácter emprendedor eran sometidos a una buena educación,podían dar mucho de sí. En consecuencia, reemprendí el diálogo:
— Querido Magone, ¿no serías capaz de dejar esta vida de vago y ponerte a aprender un arte o un oficio, e incluso hacer estudios?
— ¡Claro que lo sería!—respondió conmovido—; esta condenada vida que llevo no me hace ninguna gracia. Algunos compañeros míos ya están en la cárcel, y me temo que lo mismo me va a pasar a mí; pero ¿quéquiere usted que haga?: mi padre murió, mi madre no tiene cuartos, ¿quién será el que me ayude?
— Mira, esta misma noche dirígele una fervorosa oración a nuestro Padre que está en los cielos. Hazlo de corazón y espera. El pensará en mí, en ti y en todos.
En aquel momento la campana de la estación dio su último toque, y yo hube de marchar sin falta.
— Toma — le dije —, toma esta medalla y...
Regístrate para leer el documento completo.