Sirenas
Se cree que la sirena en cuestión llegó al museo desde el Lejano Oriente amediados del siglo XIX. Anita Hollinshead, estudiante de conservación y restauración, responsable del casual hallazgo, precisó que su cabello es humano. "Gran cantidad de este tipo de sirenas procedía deJapón y fueron elaboradas por pescadores, quienes complementaban sus ingresos con la venta de sirenas falsas", señaló la redescubridora de la insólita reliquia.
Los partidarios de la existencia deestas muchachas de mala fama a quienes un fantástico desvío de la teoría de la evolución reemplazó sus piernas de piel y hueso por una cola de pescado y sus pulmones por branquias, han tenido problemaspara sostener su creencia.
1) No ha habido registros, ni siquiera iconográficos, de sirenos con los cuales pudieran aparearse, lo que lleva a preguntarse por la supervivencia de la especie.
2) Suspechos, apenas cubiertos por una larga y empapada pelambre, no parecen servir para amamantar sirenitas (nadie las ha reportado).
3) En todos estos años nadie ha grabado alguna de las melodías conque seducen de muerte a los pescadores enamoradizos.
En pleno siglo XXI las sirenas han vuelto a reclamar el derecho a la existencia, pero no a través de los medios masivos (que se atienen a unalógica curiosa, ya que le dan más crédito a las apariciones de hadas o vírgenes que a las visiones de sirenas), sino a través de testimonios virales, propagados a través de las redes sociales. Estas...
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