sismo
A pesar de la magnitud del desastre, que afectó principalmente al Distrito Federal, las autoridades mexicanas, encabezadas por el entonces presidente Miguel de la Madrid, estimaron quecerca de 10 mil personas perdieron la vida, sin embargo, cálculos extraoficiales aseguran que la cifra ascendió a los 40 mil fallecidos.
Las huellas de la destrucción eran inminentes y se apreciaban en varios sectores de la ciudad.
Hoy, a 26 años del suceso, miles de sobrevivientes lo recuerdan con tristeza y fe al sentirse afortunados de haber salido airosos, tal y como sucedió con el diseñadorCarlos Marchena, quien con 18 años, permaneció bajo los escombros durante un día y medio después de que el edificio de la escuela técnica en donde estudiaba, localizado al centro de la Ciudad de México, se viniera abajo, dando así inicio a su lucha por la sobrevivencia:
“Volteé al extremo izquierdo del salón y vi como empezó a caer tierra y a vencerse el falso plafón. Segundos después fue laoscuridad total”, relata Marchena, quien aquel día cumplía su primer mes de clases en la carrera de informática.
Tras la caída del edificio, Carlos relató que permaneció consciente a lo largo de 11 horas, después de ahí todo fue confusión. No tenía noción del tiempo, comenzaba a delirar, no distinguía qué era sueño y qué era realidad, hasta que de pronto un grupo de rescatistas dio con él y lo sacaronde los escombros, trasladándolo de inmediato al hospital en donde permanecería internado 43 días.
Durante su complicada estancia en la clínica, Carlos recuerda cómo sus vecinos de cuarto perdían la batalla por vivir, se enteraba que sólo cinco compañeros de clases lograron salir con vida de los escombros y aún con nostalgia recuerda el momento en que los médicos le informaron que deberíanapuntarle la pierna derecha y el brazo izquierdo. En ese instante, su forma de ver la vida cambió radicalmente.
“Me sentía mucho y el más guapo de todos y qué pasa, pasa que se te cae encima un edificio y al día siguiente estás inválido y muriéndote. Ahí te das cuenta que eres un simple ser humano”, relata Marchena mientras fuma su tercer cigarrillo.
Cuando parecía que su vida nunca volvería a ser lamisma, su hermana, quien también era médico, intercedió por él y pidió que no se le realizara ninguna operación. En diciembre volvió a caminar con la ayuda de una férula y un bastón, y meses más tarde lo haría por su propio pie.
Varios lugares de la Ciudad de México se redujeron a escombros.
Poco a poco me fui reintegrando a mi vida y dejé de decir ‘es que yo antes del temblor hacía esto yaquello’. Ha sido un proceso largo, pero afortunadamente me ayudó a formarme como individuo.
Soy productivo y estoy vivo”, relató Carlos, quien tiene una forma muy peculiar de describir lo que se vivió aquella triste mañana:
“El ambiente físico allá abajo no es nada agradable porque comienza a hacer mucho calor, respiras todo el tiempo polvo, sientes que te asfixias, temor y angustia de muerte,estás en una situación límite, yo decía: ‘Ya valí, ya hasta aquí llegué’. Cuando me enteré del número de muertos me fui para atrás, no podría creer que hubiera logrado salir”, concluyó.
Así como la historia de Carlos, hay miles de niños y adolescentes que tuvieron la mala fortuna de vivir en los años del terremoto, tal y como sucedió con Juan Hill, de entonces 7 años, y Salvador, de 15, quienesvivieron la tragedia en las calles de la Colonia Roma y de la Colonia Peralvillo, respectivamente.
No existe un número oficial de víctimas fatales, pero se estima en más de 10,000.
Ambos relatos son similares y tienen su grado de dramatismo, tal y como no los dejó ver Juan, quien en ese entonces estudiaba el tercer año de primaria y radicaba en la Calle Orizaba, arteria que resultó dañada por el...
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