Sistema educativo
La transición que vive la sociedad mexicana (Poder Ejecutivo Federal, 2001a), tanto en su dimensión histórica larga referida al siglo XIX y a la revolución mexicana y el régimen que de ella derivó, como en su dimensión cercana del cambio de siglos, no es nueva en todos sus aspectos, particularmente en el político y el educativo, ni está aislada respecto de los procesos de cambiode otras sociedades, igual que sucedió en relación con el liberalismo y la Ilustración en el final del siglo XVIII y principios del XIX.
En la práctica histórica de la política, es decir, en la relación interdependiente entre el pensamiento social y la acción, se ha realizado una disputa permanente —con periodos de hegemonía y de ruptura de la misma— acerca de los fundamentos y la justificaciónde la cohesión social, la estructura y funciones del Estado, la formación de la identidad social de los sujetos y, debido a lo anterior, se ha discutido intensamente sobre la naturaleza y fines de la socialización escolar, de la formación cívica y de la educación moral. Sobre esta última cuestión el problema central es definir su carácter social, sus fundamentos jurídicos y sus alcancespolíticos.
La filosofía política del estado moderno y los proyectos en que se expresa, por surgir de las relaciones sociales y a ellas estar referidos, implican siempre una perspectiva educativa de la que no se resalta su sentido moral con igual fuerza e insistencia en todo momento, cosa que sí se realiza en períodos de crisis y de transición debido a la necesidad de establecer o de reconstruir las basesde la cohesión social o a los cambios en la hegemonía política o la formación de una nueva. Este es el caso de los últimos cuarenta años de México (Bizberg y Meyer, 2003; Blanco y Woldenberg, 1993; González, 2003; Meyer, 1998; Millán y Alonso, 2000).
La transición mexicana ha recreado la polémica cuestión del valor de la educación y de los valores en la educación pues ellos son el elementodefinitorio de su sentido humanista al realizar sus funciones sociales y políticas. En otro sentido, pero vinculado al anterior, se ha renovado el interés por la educación en valores a causa del lugar que éstos tienen en el proceso de personalización o de desarrollo de la identidad psicosocial, del cual forma parte la adquisición de la moralidad. Por su naturaleza pública, la educación moral eseducación política (Cf. Escámez, 2003; Halstead y Taylor, 1996; Haydon, 2003).
Todos estos cambios dieron un nuevo impulso a la reflexión sobre la experiencia escolar y sobre la fundamentación, fines, contenidos y métodos de la formación moral (social, cívica, ética). En otras palabras, se replanteó el horizonte humanista de la educación frente a su dimensión puramente económica y vocacional y susconcreciones como currículo institucional. Al mismo tiempo, el papel de la institución escolar y sus relaciones con el sistema político y con la sociedad también se revisaron, lo cual tuvo repercusiones en la apropiación social del significado y la realización del derecho a la educación.
Las épocas de cambio social se caracterizan entonces, entre otros rasgos, porque la cuestión moral emerge delcampo de los supuestos, de los acuerdos sociales y de las costumbres educativas y adquiere nueva identidad y renovada importancia, con lo cual las filosofías moral, política y de la educación reavivan sus vínculos epistemológicos y prácticos. De entre estos últimos, los vínculos políticos y pedagógicos son portadores de la aspiración y de la exigencia de transformación de las relaciones socialescon fundamento en el principio de la justicia.
En la transición social y política de México así como en la práctica escolar la educación moral pasó de ser un tema no discutido e incluso objeto de sospecha ideológica a uno de gran trascendencia en la filosofía de la democracia y en la teoría de la educación. Hoy se reconoce con claridad, como muestra de ello, que la moralidad es inherente a...
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