Sistema Internacional De Medidas
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First project seminar, Salvador, Bahia, Brazil
March 2730, 2007
El conflicto religioso en los años 1930.
Jean Meyer
Facultad Division de Historia
Centro de Investigación y Docencia Económicas,
Mexico
Preliminary Working Draft: Not to be cited without express
written permission of the individual authorI. El marco general
Oaxac a v iv e la mis ma hora que el resto del país , es decir, conoce un res piro
religioso entre 1929 y 1932, en tiempos del pres idente Pasc ual Ortiz Rubio, antes
de sufrir la rec aída de los años 1932–1937, ligada a los c onflic tos internos a la
“familia rev olucionaria” (el Maximato, la suces ión presidencial, la llegada a la
presidenc ia de Lázaro Cárdenas, la eliminac ión consecutiv a de Plutarco E lías
Calles), y a la batalla de la “educ ación soc ialista”. El bien io de 19351936 es,
posiblemente, el más difícil para los c atólic os y para s u Igles ia que sigue la línea
de resistencia pacífica (Resistenz), ordenada por Roma, y condena, por convicción propia y por obedienc ia a la línea romana, toda luc ha armada (W iderstand).
En junio de 1929 esa línea ha triunfado con los “arreglos” y Roma la
mantiene firmemente has ta demos trar, con el regreso a la aplicación de los
arreglos , que su “c iencia de ganar perdiendo” sí funciona. Mientras tanto, para
prevenir toda recaída en la luc ha armada, Roma y sus agentes en México, los
obispos rec tores de la Iglesia mexicana, satanizan los elementos duros de la Liga
Nacional de Defensa de la Libertad Religios a, desmantelan la ACJ M y las
Brigadas Femeninas Santa Juana de Arco (organizac iones que habían partic ipado
con entusias mo en la Cris tiada) y c analizan las energías católic as hacia una
Acción Católica controlada por la jerarquía. El arzobispo de Oaxaca, J osé Othón
Núnez y Zárate sigue fiel y exac tamente la línea romana entre 1929 y 1938, has ta
el triunfo f inal.
A partir de la nueva ola anticleric al que empieza en 1932, es e prelado,
como los demás obispos, pide a los c atólic os hacer presión sobre el Gobierno (federal y loc al) por todos los medios legales y pacífic os, organizarse en el s eno
de la Ac ción Católic a, de la Unión Nacional de Padres de F amilia, etc. Prohíbe, y
su c lero lo sigue en es a determinac ión, con la s ola excepc ión del P. Manuel
Garc ía (es un seudónimo, el personaje existió pero el autor no log ra identif icarlo),
la lucha armada, repit iendo sin desc anso las prohibiciones pontif icales . Así se
establec e una interes ante dialéctic a entre la promoción de los laicos encargados
de defender a su Iglesia, y un clericalismo imperat ivo y ef ic iente, puesto que son
los obis pos y los sacerdotes los que dictan la conduc ta pos itiva (Res is tenz) y negativa (nada de Widerstand) de los católicos.
Esa línea está resumida en las declaraciones del arzobis po de Morelia,
Leopoldo Ruiz y F lores , en su calidad de delegado apostólico, el 28 de dic ie mbre
de 1929:
“La jera rquía y el c le ro c atólic o en caso de cualquie r m ov im iento a rm ado o de
carác te r revoluc ionario, no tomarán jam ás parte en el futuro, c omo tampoco lo
hicieron en el pasado, n i pe rm itirán que los re lacionen, c onecten o iden tifiquen con
tales actividades rev olucionarias”1
La Igles ia, en ese momento, le apuesta al fortalecimiento del Gobierno
federal y t rabaja para ap lacar los católicos dis identes, especialmente a la facción
de los ligueros ...
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