Slavoj Zizek sobre la masacre de Charlie Hebdo

Slavoj Zizek sobre la masacre de Charlie Hebdo: son los peores realmente llenos de apasionada intensidad? [1]
Qué frágil la creencia de un islamista debe ser si se siente amenazada por una caricatura estúpida en un periódico semanario satírico, dice el filósofo esloveno.
La policía francesa en el supermercado judío en París, donde varias personas fueron tomadas como rehenes.
Ahora, cuando todosestamos en un estado de shock después de la matanza en las oficinas de Charlie Hebdo, es el momento adecuado para reunir el coraje de pensar. Debemos, por supuesto, sin ambigüedades condenar los asesinatos como un ataque a la propia esencia de nuestras libertades, y los condenará sin salvedades ocultos (en el estilo de "Charlie Hebdo fue, sin embargo, provocar y humillar a los musulmanesdemasiado"). Pero tal patetismo de la solidaridad universal no es suficiente - debemos pensar más allá.
Tal pensamiento no tiene nada que ver con la relativización barato del crimen (el mantra de "¿quiénes somos nosotros, en Occidente, los autores de terribles masacres en el Tercer Mundo, que condenen estos actos"). Tiene menos que ver con el miedo patológico a muchos izquierdistas liberales occidentalespara ser culpable de la islamofobia. Para estos falsos izquierdistas, cualquier crítica del Islam es denunciado como una expresión de la islamofobia occidental; Salman Rushdie fue denunciado por innecesariamente provocador musulmanes y por lo tanto (en parte, por lo menos) responsable de la fatwa condenándolo a muerte, etc. El resultado de tal actitud es lo que uno puede esperar en estos casos:mientras más los izquierdistas liberales occidentales sonda en su culpabilidad, más se les acusa por los fundamentalistas musulmanes de ser hipócritas que tratan de ocultar su odio del Islam. Esta constelación reproduce perfectamente la paradoja del superyó: la más obedeces lo que el Otro demandas de usted, el más culpable que son. Es como si el más toleras Islam, más fuerte será su presión sobreusted será. .
Es por esto que me parece también llamadas insuficientes para la moderación en la línea de la afirmación de Simon Jenkins (en The Guardian el 7 de enero) que nuestra tarea es "no reaccione de forma exagerada, no sobre-conocer las consecuencias. Es para tratar cada caso como un accidente que pasa del horror "- el ataque a Charlie Hebdo no era un mero" accidente pasa del horror ". siguióuna agenda religiosa y política precisa y, como tal, era claramente parte de un patrón mucho más grande. Por supuesto que no debemos reaccionar de forma exagerada, si por tal se entiende la sucumbir a cegar la islamofobia - pero debemos analizar despiadadamente este patrón.
Lo que es mucho más necesario que la demonización de los terroristas a los fanáticos suicidas heroicas es una refutación deeste mito demoníaco. Hace mucho tiempo Friedrich Nietzsche percibe cómo la civilización occidental se estaba moviendo en la dirección del último hombre, una criatura apática sin gran pasión o compromiso. Incapaz de soñar, cansado de la vida, que no toma riesgos, buscando sólo el confort y la seguridad, una expresión de la tolerancia entre sí: "Un poco de veneno de vez en cuando: que lo convierte ensueños agradables. Y mucho veneno al final, por una muerte agradable. Ellos tienen sus pequeños placeres para el día, y sus pequeños placeres de la noche, pero tienen un sentido para la salud. "Hemos descubierto la felicidad," - dicen los últimos hombres, y parpadean ".
Es efectivamente puede parecer que la división entre el permisivo Primer Mundo y la reacción fundamentalista a ella corre más ymás en la línea de la oposición entre llevar una vida satisfactoria a largo lleno de riquezas materiales y culturales, y dedicar la vida a una causa trascendente. ¿No es este antagonismo la que existe entre lo que Nietzsche llama "pasiva" y "activo" nihilismo? Nosotros, en Occidente somos los nietzscheanos últimos hombres, inmersos en placeres cotidianos estúpidas, mientras que los radicales...