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Páginas: 26 (6304 palabras)
Publicado: 25 de julio de 2012
Esa extraña bruma centelleante, confusa y transparente a la vez, que es el secreto del Támesis, iba pasando del tono gris al luminoso, a medida que el sol ascendía hacia el cenit, cuando dos hombres cruzaron el puente de Westminster. Uno muy alto, otro muy bajo, podía comparárseles caprichosamente al arrogante campanario del Parlamento junto a las humildes corcovas de la Abadía;tanto más cuanto que el hombre pequeño llevaba hábito sacerdotal. La papeleta oficial del hombre alto era ésta: Monsieur Hercule Flambeau, detective privado, quien se dirigía a su nuevo despacho, que estaba en un rimero de pisos recién construidos, frente a la entrada de la Abadía. Las generales del hombre pequeño eran éstas: el reverendo J. Brown, de la iglesia de San Francisco Javier, enCamberwell, quien acababa de venir derechamente de un lecho mortuorio de Camberwell para conocer la nueva oficina de su amigo.
El edificio era de aspecto americano por su altura de rascacielos, y también por la pulida elaboración de su maquinaria de teléfonos y ascensores. Pero estaba recién acabado y todavía con andamios. Sólo había tres inquilinos: la oficina e arriba de Flambeau estaba ocupada, y lomismo la de abajo; los dos pisos de más arriba y los tres de más abajo estaban vacíos. A primera vista, algo llamaba la atención de aquella torre de pisos, amén de los restos de andamios: era un objeto deslumbrador que se veía en las venas del piso superior al de Flambeau: una imagen, dorada, enorme, del ojo humano, circuida de rayos de oro, que ocupaba el sitio de dos o tres ventanas.
-¿Quépuede ser eso? -preguntó, asombrado, el padre Brown.
-¡Ah! -dijo Flambeau, riendo-. Es una nueva religión: una de esas religiones nuevas que le perdonan a uno los pecados asegurando que nunca los ha cometido. Creo que es algo como la amada Ciencia Cristiana. Ello es que un tipo amado Kalon (no sé lo que significa este nombre, aunque claro se ve es postizo) ha alquiado el piso que está encima del mío.Debajo tengo dos mecanógrafas, y arriba ese viejo charlatán. Se llama a sí mismo el Nuevo Sacerdote de Apolo, adora al Sol.
-Pues que tenga cuidado -dijo el padre Brown-; porque el Sol fue siempre el más cruel de todos los dioses. Pero, ¿qué significa ese ojo gigantesco?
-Tengo entendido -explicó Flambeau- que, según la teoría de esta gente, el hombre puede aportarlo todo, siempre que suespíritu sea firme. Sus dos símbolos principales son el Sol y el ojo alerta, porque dicen que el hombre enteramente sano puede mirar al Sol de frente.
-Un hombre enteramente sano -observó el padre Brown - no se molestaría en eso.
-Bueno; eso es todo lo que yo sé de la nueva religión -prosiguió Flambeau-. Naturalmente, se jactan también de curar todos los males del cuerpo.
-¿Y curarán el único mal delalma? -preguntó con curiosidad el padre Brown.
-¿Cuál es? -dijo el otro, sonriendo.
-¡Oh! Pensar que está uno enteramente sano y perfecto -dijo su amigo.
A Flambeau le interesaba más el silencioso despachito de abajo que el templo llameante de arriba. Era un meridional muy claro, incapaz de sentirse más que católico o ateo; y las nuevas religiones, así fueran más o menos brillantes, no eran sugénero. Pero la Humanidad sí lo era, sobre todo cuando tenía buena cara. Además, las damas del piso inferior eran en su clase de lo más interesante. Dos hermanas manejaban la oficina, ambas tenues y morenas, una de ellas esbelta y atractiva. Tenía un perfil aguileño y anheloso, y era uno de esos tipos que recuerda uno siempre de perfil, como recortados en el filo de un arma. Parecía capaz deabrirse paso en la vida. Tenía unos ojos brillantes, pero más con brillo de acero que de diamantes; y su figura rígida y delgada convenía poco a la gracia de sus ojos. La hermana menor era como una contracción de la otra, algo más borrada, más pálida y más insignificante. Ambas usaban un traje negro adecuado al trabajo, con unos cuellecitos y puños masculinos. Por este estilo hay cientos y cientos...
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