Sobre_El_Malestar_en_la_Cultura_de_Sigmund_Freud libre

Páginas: 10 (2356 palabras) Publicado: 12 de diciembre de 2015
UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES
ESCUELA DE ANTROPOLOGÍA
PSICOLOGÍA

Reflexión acerca de
El malestar en la cultura
de Sigmund Freud

Daniel Alberto Alegrett Salazar
C. I. V-13.993.148

CARACAS, NOVIEMBRE 2.000

Referencia: FREUD, SIGMUND (1930): “El malestar en la cultura”, en BRAUNSTEIN, NÉSTOR, editor (1981): A medio siglo de El malestar en la culturade
Sigmund Freud. México: Siglo XXI Editores, 41986. pp. 13-116.
En El malestar en la cultura, Freud plantea y desarrolla la tesis de que “el precio del
progreso cultural debe pagarse con el déficit de dicha provocado por la elevación del sentimiento de culpa” (p. 103). Luego, lo que en el título mienta como malestar es aquel que
tiene el “sentimiento de culpa como el problema más importante deldesarrollo cultural”
(íd.).
La finalidad de la vida está fijada por el principio de placer. Los hombres en la vida
“quieren alcanzar la dicha, conseguir la felicidad y mantenerla” (p. 35), evitándose dolor y
displacer, procurándose placeres intensos (he allí la dicha).
Sin embargo, no está en los planes de la “Creación” el que el hombre sea dichoso: el
cuerpo se corrompe y muere, el mundo exterior(en principio, Freud quiere decir el natural)
nos abate destructivamente con furia, y, más dolorosamente, el tener que sufrirnos a otros
seres humanos1.
“La vida, como nos es impuesta, resulta gravosa: nos trae hartos dolores, desengaños,
tareas insolubles. Para soportarla, no podemos prescindir de calmantes” (p. 34); calmantes
como el trabajo y la ciencia (distracciones que dan valor a lamiseria), el arte y otras maneras de fantasear con ilusiones con respecto de la realidad (satisfacciones sustitutivas que
reducen la miseria por media de desplazamientos libidinales —en su forma máxima, sublimación, que sólo está al alcance de unos pocos talentosos y dotados), y sustancias embriagadoras del cuerpo (alcohol y otras drogas, que nos insensibilizan ante la miseria de nuestra
vida).
“Elprograma que nos impone el principio de placer, el de ser felices, es imposible” (p.
44), lo que no significa que no deba intentarse la búsqueda de la felicidad.
Podríamos intoxicarnos con sustancias químicas o podríamos escondernos y aislarnos
intentando encontrar sosiego, pero el mejor camino para evitar el displacer parece ser el de
hacerse miembro de una comunidad, trabajando “con todos para ladicha de todos” (p. 37),
para someter la naturaleza a la voluntad humana por medio de la ciencia y la técnica.
Esta solución en la conjunción con otros no implica, sino más bien tiene por posibles e
incluso necesarias, las otras soluciones. Así, en lo social podemos encontrar a la religión,
ese delirio de masas, con el cual se pretende recrear la realidad efectiva, desprendiéndola de
sus rasgos másinsoportables, a la par que siguiendo el sentido de los deseos propios. La
religión implica una concepción de la vida evidentemente infantil, donde el niño se proclama desvalido y manifiesta una añoranza paternal.
1

“El infierno son los demás”, decía Sartre. Disiento (pero no totalmente) de Sartre, y creo que por la “pulsión de muerte” Freud estaría de acuerdo conmigo en que el infierno estámucho más cerca, más cerca que a la
vuelta de la esquina: el infierno no son los demás, el infierno soy yo.

Los sistemas religiosos se sitúan en la cúspide de las ideas que se corresponden a las
actividades psíquicas del hombre, por lo tanto, es magistral el uso que hace Freud como
ejemplo que guiará su discurso hacia su visión escéptica (en su sentido original de cautelosa) de aquello que tiene alo religioso como máxima realización (superestructural, dirían los
marxistas): la cultura.
“Gran parte de la cupla por nuestra miseria la tiene lo que se llama nuestra cultura (p.
48). Ya se mencionó que la hiperpotencia de la naturaleza y la fragilidad de nuestro cuerpo
no son las únicas fuentes del penar humano. Recordemos nuestras relaciones con los demás,
lo social, aquello que Freud da por...
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