Sobre el misterio de los perros muertos en Deán Funes
El misterio que ya no es. Si bien las pruebas de líquidos estomacales afirmaron la hipótesis de envenenamiento con estricnina, faltabaconocer lo más excitante, el autor.
Deán Funes hace unos días estuvo sembrado de canes cadáveres, los cuales tenían muecas resecas y estiradas, un espanto petrificado; otros, parecían transmitir ungesto de perdón por haber fallado en su tarea de fiel defensa que caracteriza a su especie animal. El pueblo había perdido varios amigos, callejeros u hogareños, el número se aproximaba a los cientocincuenta, y los niños estaban perturbados multiplicando pesadillas. El macabro ritual del perro colgado de una soga a un arco de fútbol, donde entre el olor nauseabundo y las manchas de sangre seencontraron algunas tapitas de cerveza, era agrio y vomitivo.
La estricnina, droga tóxica que causa convulsiones y muerte cerebral, es rara de encontrar hoy día, y fue la pista más noble para encontraral sujeto enfermo. Fue repartida en comida y bolsas de basura, aprovechandosé de la supervivencia, o curiosidad olfativa, de lo perros. Al publicarse en los medios la presencia del veneno en lasmuestras, alguien desde el anonimato envió un mensaje a la comisaría nº 8, advirtiendo una dirección domiciliaria donde afirmaba haber visto la sustancia. El caso no tuvo más obstáculos, puesto además que,en su zigzagueo mental, al autor no le interesaba la prolijidad del atentado, sino sus otros fines.
Lo apodaron ‘’el joven loco’’, pelirrojo y de apariencia inofensiva, tiene catorce años. Vivíacon su abuela ya algo distante del mundo real, y en su cuarto, al fondo del patio de la casa, se encontró una especie de laboratorio infantil, con diversidad de agujas y atrocidades como pájarosdesojados. Evalúan enviarlo a un reformatorio ubicado en Tierra del fuego. Según algunos inspectores, este chiquillo abre puertas a casos pasados, como aquel crimen de los atrapados en el ascensor sin...
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