Sobre la concentracion del poder durante el gobierno de alvaro uribe
Miércoles 17 de Septiembre de 2008 - Desde la promulgación de la Carta Magna (1215) y los hechos e ideas políticas recogidas por Locke yMontesquieu, en un devenir que culmina con la decapitación del Rey en la Revolución Francesa, se acepta la distribución de poderes como una realidad consustancial con el desarrollo político, en talforma que constituye un axioma que sin ella no hay democracia.
Es cierto que con posterioridad han surgido líderes: Hitler, Mussolini, Stalin, Castro, Fujimori, ¿Chávez?... que si bien en un principiosus ejecutorias han merecido reconocimientos y aplausos, al final, fundamentalmente atraídos por una gran concentración del poder, han resultado catastróficos para sí mismos y/o sus naciones, a lomejor llevados por el slogan “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”.
La desbordada ambición por el poder de Álvaro Uribe lo ha conducido a una concentración tal del mismo que,dentro de lo que denominan su “estilo de gobierno”, o “es que Uribe sí gobierna ¡cómo trabaja!”, se entrometa en lo que le toca y no le toca, en tal forma que algún Senador de su bancada decía queUribe no tiene ministros sino mandaderos, a quienes, entre otras falencias, no vacila en regañar en público.
Y si esto lo hace con quienes constituyen su equipo de trabajo, nombrados por él y enquienes debería confiar, razón tendrá con varios de ellos para no hacerlo, qué no decir de los gobernantes regionales a quienes en sus consejos electorales, donde anda “prometiendo escuelas y puentesdonde no hay ríos”, los compromete en obras sin saber si se necesitan o no y menos si hay o no presupuesto para ejecutarlas; qué importa si en seguida él se va y ahí queda a quién culpar.
Ahora bien,como acaparar es tan atractivo, especialmente si del poder se trata, al Legislativo lo asumió fácilmente: “empezando por debilitar a los partidos, atrayéndose y ganando a cuantos gentiles hombres...
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