Sobre la intimidad en el Uruguay del novecientos

Javier Etchemendi

LA CEREMONIA DE LA INTIMIDAD

Primer Parcial - Arte IV
Docente: Oscar Brando
Claeh - LGC
2015

El enfrentamiento individuo versus sociedad o, si se prefiere, Deseo versus
Ley (moral o jurídica), Noche versus Día, en el lenguaje metafórico y realista de Wagner, Tolstoi y Cèline, tópico romántico si los hay, es uno de los
centros de la intimidad del Novecientos y de la nuevamoral que allí nació.
José Pedro Barrán

Hermenéutica de una intimidad: confesiones de un sujeto del novecientos
El río de la Noche, insomne y búho, enfría la arteria que
une la mano con el estómago. A esta altura de la vida
uno va aprendiendo que se escribe con el estómago. Y con
el sexo, claro, si no, de qué valen tantas ganas de preñar
al mundo.
Escribo mejor por la noche. La luz deldía me estropea la
prosa, la deshidrata, y le deja las venas a flor de piel. La
noche, en cambio, la esponja como un sexo y se puede observar la sangre fluyendo roja. Morada. Casi negra. Con
el sexo irrigado creemos que es posible casi todo, aunque
en realidad éste no importe sino el cerebro. Erecto. Como
una flor lívida que dilacera en la sombra. Lo demás es
fontanería valvular, y eso aburreenseguida.
En el día están las cosas resueltas, acabadas, como si
existiera un guion que todos conocemos. La Noche está
en costuras.
Existe un hilván precioso que une la entretela del día con
el forro oscuro de la Noche. La ropa íntima del día, eso
es la Noche, el raso eléctrico que descubre los muslos que
apartamos de la taxonomía mercantil de la luz. Muslos
de mujer y de hombre.
En mi oscuridadhabitan los hombres con muslo de oro
y las mujeres que orinan contra la pared, y un sin fin de
animales fabulosos. Procesión de alfiler que circula por la
arteria que hace puente entre la mano y el estómago.
En mi oscuridad viven los crímenes diarios. La renuncia
a la huida. El miedo a la Belleza, ese espejo que necesito
mirar. Alienta en las tinieblas el deseo de castigo. Allí se
oculta el instrumentopara el crimen, la flauta con la
que conduciría a todos, inmersos en un silbo, hacia el
abismo. Vería sus rostros de asombro e incomprensión,
sus ojos diminutos y el pelaje pegoteado de espanto. No
entenderían que el amado fuese capaz de un crimen así;
porque es cierto, me aman, lo sé, y su amor es como una
corona de espinas. Su amor puede inflamar el campo
donde habito con la simple intención delimpiar la maleza incomprensible. Y si no entendiese, me dejarían arder
para mi purificación. La maleza en mi campo los inquieta como la sombra de un desconocido en la ventana.
Pero el amor, del que hablo, pertenece al día, al escaparate. En la oscuridad de la Noche está el otro amor, el
del sexo y el ardor. Destructivo como la creación. En lo
oscuro vive el ser que la luz deslumbrante borra, elser
sin contornos definidos.

Al igual que descubrimos en el espejo que tenemos una imagen, en la ceremonia descubrimos
que tenemos un fracaso, precisamente porque
estamos obligados a repetirla. Esta repetición es
inteligible a la vez que enigmática o mágica o
sagrada.
La ceremonia exige de un sujeto que participa y
de otro u otros que la posibilitan. La ceremonia
es el momento en que puedoobservar aquello
que ocurre fuera de mí; aquello que puedo corroborar y que aún en su carácter de representación,
de actuación, me posibilita el enclave en lo real.
La ceremonia de la intimidad es una estrategia
que elide la posibilidad de revelarla. Yo no
comunico mi intimidad, para eso debería hacerla
comprensible, debería dañarla o perderla. La
intimidad se asienta en una estructura preverbal
y carecede configuración lógica. Yo siento mi
intimidad como una categoría vacía, vaciada, en
la que soy un misterio, precisamente, para mí.
La exhibición o custodia de la intimidad no es
más cierta que distintas estrategias que utilizo
para clausurar la cesión de poder que realizo
hacia los otros. Ese Gran Otro, en el decir de
Lacan, por y para quien fantaseo, ese Gran Otro
que necesito y preciso...