Sobre Le N Ferrari 1
La defensa de la libertad de expresión
Introducción
Siendo secretario de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires me tocó vivir un hecho trascendente en la vida cultural del país y que, en lo personal, me va a acompañar a lo largo de mi vida. Tensionante y maravillosa al mismo tiempo, la exposición Retrospectiva de León Ferrari o, si se prefiere, el “casoFerrari” de defensa de la libertad de expresión, que culminó con un fallo judicial y que, como nunca, sentó jurisprudencia en la materia, marcó un antes y un después en la gestión cultural de las últimas décadas.
Este capítulo tiene por objeto testimoniar, en primera persona, cada uno de los momentos vividos en relación con la exposición de León Ferrari, que fue clausurada por la Justicia, censurada por laIglesia Católica, defendida por artistas, intelectuales y ciudadanos en general y, finalmente, reabierta por la misma Justicia, y que configuró un caso emblemático de libertad de expresión.
A lo largo de dos meses se escribieron más de mil artículos de opinión, entre ellos varios del exterior, desatándose así un intenso debate sobre el rol del Estado, el papel de la Iglesia y la libertadindividual, como no se daba en nuestro país desde la década del 50, cuando se discutió sobre la enseñanza “libre o laica”.
Intento reflejar aquí, desde una mirada parcial o, si se quiere, subjetiva, las distintas situaciones vividas en esos días, el juego de los factores de poder, la reacción y el debate en torno a un tema central: el derecho a la liberad de expresión y la tolerancia al pensamiento delotro.
También procuraré bucear en el “deber ser” del Estado respecto de la garantía de los derechos de los ciudadanos frente a las distintas presiones sufridas, el apego a las leyes y a las políticas públicas a desarrollar.
“El caso León Ferrari”, que nació como un homenaje a uno de los grandes artistas plásticos de nuestro país, se convirtió, sin quererlo ni pretenderlo, en una pieza única eimpecable del derecho argentino, pero sobre todo en un ejemplo del papel del Estado y del desafío de los ciudadanos en defensa del derecho a la libertad de expresión.
Tardes del Recoleta
Ubicado en una de las zonas más exclusivas y bellas de la ciudad de Buenos Aires, el Centro Cultural Recoleta se alza entre la antigua basílica del Pilar y el muy moderno Buenos Aires Design. Sus tardecitas tienen ese“no sé qué”.
El edificio del Centro, cuyo origen se remonta al siglo XVII, es una de las construcciones más antiguas que aún se conservan en la ciudad.
En 1732 se concluyó la obra, que se atribuye en parte a Andrés Blanqui. Unos años antes, en 1716, el predio, que había sido donado a los frailes franciscanos recoletos, tuvo sus primeros planos, trazados por los arquitectos jesuitas Juan Krauss yJuan Wolf.
Desde los primeros años del siglo XIX el edificio tuvo diferentes destinos: fue sede de la escuela de dibujo creada por Manuel Belgrano, funcionó como asilo de mendigos y, en 1881, el primer intendente de la ciudad, Torcuato de Alvear, privilegió su espacio y comenzó una serie de obras para su embellecimiento. A partir de ese año se construyeron la capilla interior, varios pabellones,fachadas, muros y terrazas estilo italiano.
Fue recién en 1980 cuando el viejo hogar de ancianos General Viamonte se transformó en uno de los más bellos centros culturales, de la mano de los arquitectos Clorindo Testa, Jacques Bedel y Luis Benedit.
La tranquilidad de sus antiguos muros se vio agitada a partir del restablecimiento de la democracia. De la mano de los artistas y de sus directores, “elRecoleta” se convirtió en un sitio de encuentro de las diferentes vanguardias, un lugar para la experimentación, y sus puertas se abrieron tanto a los nuevos artistas como a las nuevas tendencias.
Así, en 1989, los vecinos “recoletos” a poco estuvieron de sucumbir a miles y miles de jóvenes que, durante dos semanas, tomaron la zona como tierra liberada para la creación, en la Primera Bienal...
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