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Opinión:
Cuando volvemos a analizar los terribles hechos sucedidos el 6 y 7 de noviembre de 1.985 en la toma del Palacio deJusticia en Bogotá –Colombia, no podemos menos que sorprendernos una vez más cuando se nos presenta, por parte del M-19, como argumento y razón principal que motivó dichatoma guerrillera, el hecho que se pretendía esclarecer un proceso de paz que se había salido de las manos del presidente de la República Belisario Betancourt.
Esincreíble que para re direccionar un proceso, deba recurrirse a alianzas con grupos criminales como los narcotraficantes, de quienes se asegura por parte de lasfamilias de las víctimas, recibieron dinero el M-19, para la realización de la toma del Palacio y más aún deban cometerse delitos atroces como el secuestro.
De otraparte, nunca se esclareció cual fue la razón para la forma en que se destruyeron los expedientes sobre extradición que reposaban allí, ni él porque del interés específicodel M-19 en su desaparición.
Si bien los Colombianos nos congratulamos con la reinserción de este grupo guerrillero a la vida civil, esto no quiere decir quecompartamos la forma en que se procedió al indulto de sus militantes al considerarse la toma del palacio de Justicia como un delito conexo con el político, pues esteúltimo excluye a quienes hubiesen cometido actos terroristas de barbarie o ferocidad.
Definitivamente los actos sucedidos en la toma del Palacio, no encuentranasidero en lógica alguna, y tan es así que el mismo Comandante de M-19 Carlos Pizarro, antes de la desmovilización reconoció “la gran equivocación que fue el Palacio”
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