sociologia
De regreso al país, uno de los más prestigiosos politólogos argentinos plantea la necesidad de superar la gestión burocrática y clientelística y olvidar la mala idea de Estado mínimo del neoliberalismo.
Fabián Bosoer.
fbosoer@clarin.com
Desde hace más de treinta años, GuillermoO''Donnell viene fijando agenda en la comprensión de los procesos políticos latinoamericanos. En los años 70 confrontó con las dictaduras que imponían en la región lo que él dio en llamar "Estados burocrático-autoritarios". En los 80 prefiguró las transiciones democráticas y advirtió sobre sus límites y condicionamientos. En los 90 advirtió sobre la deformación de las "democracias delegativas" y labaja intensidad de la ciudadanía. Con la crisis de fin de siglo alertó sobre el peligro de una "muerte lenta" de las democracias.
Hoy, de regreso definitivo al país y presentando su último libro,Disonancias. Críticas democráticas (Prometeo), observa con mayor optimismo el presente y con moderada esperanza el futuro. Pero tiene una preocupación central y casi obsesiva: la necesidad de unEstado que garantice y expanda los derechos políticos, civiles, sociales y culturales, actúe con razonable eficacia y honestidad, trate respetuosamente a todos y procese con inteligencia y espíritu de bien público diversas demandas e identidades. Critica también "la tentación decisionista de gobernar bajo la emergencia permanente".
¿Es posible trazar un hilo conductor para explicar losprincipales problemas de nuestras democracias que no pase por echarles las culpas a los gobiernos de ayer o de hoy?
Creo que se están produciendo movimientos de fondo; la situación de los países latinoamericanos es notablemente fluida; se pueden detectar los comienzos de una discusión acerca de la necesidad de construir un mejor Estado. Esto insinúa una bienvenida reversión de una época en la queel Estado fue demonizado y, en buena medida, desmantelado. Pero esa conciencia choca con los incentivos de corto plazo de la mayor parte de los políticos, para los cuales es cómodo tener un Estado desmembrado, clientelista y fácilmente manipulable. Y si no avanzamos en la construcción de un Estado adecuado al sustento y expansión de la democracia, estas democracias van a seguir siendo incompletasy deficitarias.
¿A qué llama concretamente "un mejor Estado"?
Por lo pronto, un Estado más "ancho", que esté realmente dispuesto a abrirse a las voces, identidades, demandas de todos los sectores sociales. Y que, dentro de un régimen democrático, inscriba diversos derechos de ciudadanía y pueda y quiera implementarlos junto con las respectivas obligaciones.
¿Qué hacefalta para ello?
Hace falta una sociedad que lo demande, un poder político comprometido en esa tarea y burocracias capaces y motivadas para llevarlo a cabo. Lo estatal, en América latina y en la Argentina, tiene una gran deuda en lograr un carácter propiamente público, en el sentido de estar auténticamente al servicio de la ciudadanía, cumpliendo lo que dice ser como servidor de aquélla.Tenemos democracias políticas pero nos falta un Estado verdaderamente democrático.
¿Qué impacto tuvo en esto la ola antiestatista de los años 90?
Y sí, la agenda de construcción de un Estado democrático fue ocluida por la furia antiestatista de los discursos dominantes en los 90. Como consecuencia, este Estado castigado, desgarrado, fue puesto en un lugar que impedía proponerlo comolo que debe ser, un eje central de la democratización y del desarrollo.
El reclamo y la protesta frente a las sedes del poder político han sido una constante de los procesos sociales de los últimos años ¿Cómo se interpreta?
Es verdad, son procesos relacionados con situaciones y conflictos específicos, pero no veo en la sociedad suficiente demanda de construcción institucional del...
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