Sociologia
Introducción
Nos empeñamos en una superestructura de lo simbólico, donde lo personal significativo siempre tiende abordar las percepciones del resto.
El tesoro es el señuelo para la admiración. En españa siempre ha sido especialmente importante el culto al poder. No se trataría tanto de ese admirar un poder que nos domina inexorablemente,sino que parecemos ser nosotros los embajadores mismos de un empoderamiento meritorio y cuasi sagrado.
Esta idea de la nobleza y el orgullo en la consecución de los valores tradicionales (familia, trabajo, solidaridad y fortuna) articula en gran medida un orden social. Un orden que precisamente adquiere el carácter de lo simbólico.
El pavoneo y la ostentación materiales siempre han tenido unaconnotación solemne de poder. Esto es especialmente evidente en las comunidades del sur, como Andalucía, donde la política de la representación se articula y el respeto se impone por los simulacros de señorío y terruño.
El castillo, casi siempre, levanta una mirada de consideración. En tierra de castillos hasta el mas desgraciado pretende tener el suyo.
La dramática ruptura de la ilusión emana dela dinámica de lo productivo. No todos podremos tener un castillo, pero tampoco se te dejará con las manos vacías.
La versión rapiñista del capitalismo salvaje anglosajón encaja bien con la cultura de la ilusión y la fe. Es la típica idiosincracia del pueblo frustrado ( que por frustración se intuye inferior) y que instintivamente crea su realidad y su emprendesia en base a la gloria delpadecimiento y a la desconcertante sombra del pasado.
Digamos que en España siempre habrá gente envalentonada por competir en pugna por los puestos banales porque en españa la banalidad se entiende como un sacrificio impuesto por las circunstancias. Aveces, la banalidad, la explotación proporcionan el sustento. Pero como nos describe Aldecoa, cualquier trabajo es susceptible de ser arte y de merecerrespeto.
Mantenemos nuestro estatus como portadores de los valores tradicionales incluso cuando pretendemos revisarlos con nuevas piezas. Un ejemplo. Benidorm, coche alemán y video-cámaras japonesas. Nuestras aspiraciones materiales solo pretenden alcanzar y mantener las nociones de lo tradicional como camino de realización. En este caso, hablamos de esa arquetípica aspiración del español medio.Verano con la familia.
La masa popular española termina por fundir el entramado de sus valores con las piezas del juego consumista. Básicamente como todos los pueblos, si. Pero sin embargo aquí se nos podría añadir una condición cultural excepcional. El tesoro y la recompensa.
La noción del tesoro es un complejo que no acabamos de superar. Siempre vivimos encuadrados en una paradoja. Unaambivalencia entre el típico egoísmo personal ( esa unión única y de palco reservado con Dios) y una conciencia flagelante de que la frivolidad de las joyas nunca nos acercó a la comunión.
Aquí siempre se nos ha dicho que la comunión siempre ha de ser primero con la comunidad.
El otro o los otros como esa gran parte de uno mismo.
Puede ser evidente que nunca hemos sentido la necesidad de estarmediados o delimitados a la hora de contactar con ese otro. Somos de sol, playa y gritar, se dice. Pero también dramáticamente inconscientes de una paradoja en todo este sistema importado de relación, ocio y lectura de símbolos.
El problema de la paradoja es una constante desde el momento en que no asumimos que la comunión divina con nuestras aspiraciones no se hacia entender por medio de la mediación,ni de la conquista, ni de la ostentación.
No dejamos de perpetuar esta encerrona ética. Quizá sea porque en nuestra cultura mediterránea un supuesto complejo hacia la pobreza y la escasez nos empujase hacia una salida forzosa.
Pero es en nuestro caso que, como sociedad, siempre se vislumbra un especial empecinamiento, un enconado empeño, por abandonar la mediocridad de una posición que se nos...
Regístrate para leer el documento completo.