Sol Morales 1992 Espacios P Blicos Colectivos Pp1

LA VANGUARDIA

CULTURA

Y ARTE.4

MARTI

Unnuevo reto:urbanizar
loprivado

Espaciospúblicos
y espaciosçolectivos
D
que en los años 70 hizo de las ciudades el obje
to mimado y espléndido del pensamiento ur
esde
finales de! ig1o XIX la dis banístico, político y sociológico. En los años
tinción entre espacio público y recientes, la realización espectacular de espa
espacio privado ha sido un cen ciosy edificios públicos en algunas grandes
tro teórico del pensamiento ur ciudades europeas —enparte siguiendo de le
banístico sobre la ciudad occi jos y en parte olvidando aquellos principios—
dental. Los planes de ensanche, las leyes de ex- está haciendo de ellas escaparates brillantes
propiación, los parques metropolitanos o las del diseño y del consumo estético, imágenes
grandes obras civileshan sido ejemplos admi competitivas de la comunicación masiva,
rabies de distinción clara del dominio público pero sin argumentos urbanísticos significati
respecto al privado. Y reforzar esta distinción vos de largo plazo.
era deseable en tanto permitía precisamente
En Barcelona, con la llegada de los gobier
aumentar y mejorar lo público como superior nos democráticos la escapada hacia el espacio
alo privado. Esta motivación, fundamental- público fue espectacular. Parecía que todo
mente reivindicativa, tiene sus raíces en el fuera ganar espacio público, arreglarlo y feste
pensamiento utopista del siglo pasado, donde jarlo. Vinieron las plazas duras, y las menos
los modelos ideales de ciudad equilibrada duras, ocupando todo hueco que quedara va(como objetivo) y la municipa
lización (comoinstrumento)
eran los pilares ideológicos de
toda política urbanística progresista. Todavía hoy, muchos
administradores
públicos y
técnicos comprometidos defienden las zonas verdes, las reservas viarias, las áreas de
equipamiento y los espacios Iibres urbanos como el objeto
principal del urbanismo; y las
asociaciones de vecinos y partidos políticos, siguiendo el
mismo esquema, mantienen
hoy lareclamación del metro
cuadrado público como el mejor camino para hacer la ciu
dad más disponible para el ciu
dadano. A partir de la impor
tante reflexión teórica sobre la
ciudad de los años 70, la distin
ción entre espacio público y
privado avanzó según dos Iineas principales de aplicación:
una, la que, basada en los estu
dios monográficos de algunas
ciudades, reclamaba el valor
del buen pasado deciertas ali
neaciones como instrumento
definidor de los principales
elementos tipológicos de la for
ma urbana (calles, parques, en
sanches, centros). Estas pro
puestas se emparentaban con
otras que, a partir de la con
fianza en “la arquitectura de la
ciudad”, enfatizaban el papel
protagonista de las grandes
piezas arquitectónicas en la de
finición simbólica y figurativa
de la ciudad y de su memoriahistórica. Otra tercera idea,
quizá la más trivial como con
cepción del espacio público —y
por tanto de más fácil acepta
ción—, es la que quiere para el
espacio público el carácter de
sistema, es decir, de cadena se
cuencial de espacios libres for
mando un conjunto unitario, a la manera del
LUGARESMIXTOS
sistema de parques de Olmsted en Boston, del
MANUEL DE SOLÁ-MORALES

sistema viario de Henard enParís o del siste
ma de escuelas del “neighborhood planning”
inglés de la posguerra. Es esta tercera idea la
que, recogida en los llamados “sistemas gene
rales” de nuestras leyes urbanísticas, se ha
convertido en una de las más rígidas fosiliza
ciones del concepto de espacio público. Las
otras dos —ladel valor de la ciudad como ar
quitectura y la del trazado urbano como pro
yecto— condujeron al“urbanismo dibujado”
y al “urbanismo urbano” como hipótesis me
todológicas para superar la abstracción fun
cionalista de los planes de “manchas y zonas”
y reclamar la atención a la forma de la ciudad
como construcción espacial concreta. La ur
banística catalana de los primeros 80 ejempl i
fica este momento.
Los mejores programas urbanos actuales
han arrancado de aquella aceleración teórica
MANUEL...