Soldado
Querida Eugenia:
Espero que me recuerdes con la misma intensidad con la que yo me acuerdo de tí en cada minuto que pasa de mi vida. Hace ya más de un año desde que comenzarala guerra, recuerdo cómo tuvimos que huir de Granada por miedo a correr el mismo destino que nuestros compañeros republicanos. No fueron pocos los obstáculos que tuvimos que sortear para saliradelante y llegar hasta la capital; sin dinero ni familia en la que apoyarnos, poco más podíamos hacer. Nadie nos ayudó, nos vimos solos, tú y yo, pasando más de una noche a la intemperie, cubiertos solopor una manta que a penas alcanzaba a taparnos a los dos, mucho frío pasámos y mucho empeño tuvimos que ponerle a las ganas de sobrevivir en esta España que nos ha tocado vivir.
Corren tiempos muydifíciles, un tiempo en el que numerosas familias están enfrentadas por simples ideas políticas que acaban en campos de batalla que divieden nuestro país en dos mitades unidas por lazos de amoresimposibles en las que amar se ha convertido algo muy difícil. Nosotros no tenemos la culpa de ser dos locos enamorados, con ganas de vivir y desatar la pasión que aguardamos en nuetras entrañas. Dependientesel uno del otro, así es como estamos nosotros, tenemos ideas que no encajan con las de nuestras familias, y casi desterrados de nuestros orígenes, abandonamos Granada en busca de supervivencia. Loconseguimos, y tan solo un mes después nos casamos, recuerdo el brillante día de principios de verano de este 1937, el 28 de junio nos unimos para siempre. Esa noche, desatada de pasión y locura,engendramos al que será nuestro hijo.
Siento haber tenido que abandonarte tan solo cinco días después, pero el deber me llamaba, me reclamaban en Granada, tuve que volver a la tierra que nos vio nacer,esta vez para apoyar a nuestro frente republicano e impedir la toma de posesión de los fascistas. Amor mio, tú y mi futuro hijo sois lo más importante de mi vida.
Espero que allí, en Madrid, mi...
Regístrate para leer el documento completo.