SOLEDAD

SOLEDAD
Al atardecer de un domingo recorro por el monótono camino en la playa de siempre, contemplando el crepúsculo, me acompaña Juan Rulfo, su rostro se difumina con la brisa del mar como si setratara de la pintura sobre el lienzo. “El encantador sonido del mar es música para mi alma”, susurra Juan, respondí “Es mucho mejor que la interpretación de Mozart o Vivaldi…”-el ensordecedorsonido de las olas cortó la conversación, un largo silencio nos aleja del uno al otro como la muerte de la vida.
Pensé un momento en las inspiraciones de Ortega, de pronto vi a Soledad entre laniebla, se dirigía con pasos lentos, vestido blanco y con su cabello azabache. Su sonrisa fulgurante de siempre se confundía con el viento. Dije ¡Otra vez siguiendo mis pasos! Ella respiróprofundamente tres veces y me dijo, “te amo tanto que no puedo dejarte, estoy en todo el lugar”. Soledad, Soledad otra vez con tus frases tontas, a veces encantadoras. Maldita, por qué no te alejas, te dijeque te alejaras, no quiero volver a verte nunca más ¿Por qué me sigues? cuando estoy en la Casa de Literatura siempre estás ahí, cuando voy a la Biblioteca Pedro Zulen estás sentada en el lugardonde leo, cuando voy a la Biblioteca de la Nación siempre te encuentro junto al bibliotecólogo, cuando entro a la Biblioteca de Bausate lo primero que veo es a ti, la biblioteca está vació, pero tú eresla primera que está ahí. No entiendo tu locura, que puedo hacer para que te vayas.
“No seas tonto no quiero alejarme porque te amo, ya te dije, además gracias a mi compañía visitas a distintasbibliotecas, ése de que no me quieres ver es mentira, sé que piensas en mí y no te olvides de los poemas hermosos y los cuentos riberianos que has escrito, es gracias a mí, yo te inspiré, por esta razónno te quiero dejar, hay momentos que me considero como Maga de Rayuela...” ¡Basta de estupideces Soledad no es cierto lo que dices!
Volverte a ver con tu hastío ego de inspiradora me acongoja,...