Soledad

Eran las siete en punto de una calida mañana de Verano cuando el despertador de Iván empezó a sonar. El motivo por el cual se despertó tan temprano fueron sus ganas de atrapar de una vez por todas algran pez Colosal que, según las leyendas del pueblo, era un pez del tamaño de un sofá que venía cada Verano a navegar por esas turbias aguas en busca de una pareja, aunque nunca la encontraba ya queél era el único ejemplar de su especie.
Se levantó de la cama bastante sudado debido a los nervios que tenía y se dió una larga ducha fría para despertarse y asearse. Se vistió con botasimpermeables para no mancharse con el barro, unos pantalones viejos, una camiseta de hace dos años y la chaqueta de su padre que aun le venía bastante grande. Desayunó igual que cada día: un zumo de naranja,tres galletas y un vaso de leche, en ese orden.
Preparo la caña de pescar más resistente que tenía y la red especial para marisco atándolas a la parte trasera de su bicicleta lentamente debidoal sueño que tenía, y se dispuso a pedalear. El primer kilometro fue lento y torpe pero a partir de ahí se puso las pilas y fue rápidamente antes de que pasara mucho tiempo y el pez Colosal se fuera.Fue pensando en el sueño que había tenido en el que el solo pescaba al Colosal al momento de tirar el anzuelo y ahí es cuando se paró en seco y pensó:
-¿Y si el anzuelo qué llevo no es lo bastantegrande?¿Y si no tengo suficiente fuerza para pescarlo?
Le habían entrado las típicas dudas de antes de hacer algo que puede cambiar tu vida. Pero llevaba mucho tiempo esperando ese momento yentrenándose como para retirarse así como así sin ni siquiera luchar. La fama vendría a el como el chico que pesco el pez más grande del mundo, o quizá como el descubridor de una nueva especie. Por esemotivo y sin pensarlo dos veces siguió con su camino. Iván, tras 30 minutos largos en bicicleta llego al río. Frenó en seco y rápidamente y sin pensarlo dos veces fue sacando la caña de pescar. Cuando...