Sollicitudo rei socialis
(30.XII.1987)
La Carta Encíclica "Sollicitudo rei socialis" (La preocupación social de la Iglesia) fue promulgada por el Papa Juan Pablo II en el décimo año de su pontificado. La firmó en Roma el 30 de diciembre de 1987. En este documento, el Pontífice asegura que "el proceso del desarrollo (de los pueblos) se concreta enel ejercicio de la solidaridad, es decir, del amor y servicio al prójimo, particularmente a los más pobres".
Con este documento, el Santo Padre quiso rendir homenaje a la Encíclica "Populorum progressio" (1967), de Pablo VI, y reafirmar "la continuidad de la doctrina social junto con su constante renovación".
INTRODUCCION
"La presente reflexión tiene la finalidad de subrayar, mediante laayuda de la investigación teológica sobre las realidades contemporáneas, la necesidad de una concepción más rica y diferenciada del desarrollo (...) y de indicar asimismo algunas formas de actuación".
I. NOVEDAD DE LA ENCICLICA "POPULORUM PROGRESSIO".
En esta Encíclica, Pablo VI aplica las enseñanzas del Concilio Vaticano II en materia social al problema específico del desarrollo. Esto supone tresimportantes novedades:
La primera "está constituida por el hecho mismo de un documento emanado por la máxima autoridad de la Iglesia Católica (...) sobre una materia que a primera vista es sólo económica y social". Pablo VI subraya "el carácter ético y cultural de la problemática relativa al desarrollo, y la legitimidad y necesidad de la intervención de la Iglesia en este campo".
La segunda esla amplitud de horizontes que el Papa Pablo VI abre en la cuestión social al afirmar que "ha adquirido una dimensión mundial", y al "hacer de esta afirmación y de su análisis una 'directriz de acción'".
En tercer lugar, la Encíclica aporta a la doctrina social de la Iglesia y a la misma noción de desarrollo una novedad fundamental que se puede resumir en una frase del final del documento: "Eldesarrollo es el nombre nuevo de la paz". Pablo VI invita a revisar el concepto de desarrollo para que abarque aspectos espirituales y humanos, además de materiales, e incluya a todos los hombres.
II. PANORAMA DEL MUNDO CONTEMPORANEO.
La situación actual del mundo en lo que se refiere al desarrollo "ofrece una impresión más bien negativa". Juan Pablo II enumera algunos indicadores de dichasituación, como la persistencia e incluso el crecimiento del abismo entre el Norte desarrollado y el Sur en vías de desarrollo, el aumento de la pobreza en el interior de las sociedades desarrolladas, "el analfabetismo, la dificultad o la imposibilidad de acceder a los niveles superiores de instrucción, la incapacidad de participar en la construcción de la propia nación, las diversas formas deexplotación y de opresión económica, social, política y también religiosa de la persona humana".
"El subdesarrollo de nuestros días no es sólo económico, sino también cultural, político y simplemente humano. (...) Es menester preguntarse si la triste realidad de hoy no es, al menos en parte, el resultado de una concepción (...) prevalentemente económica del desarrollo".
Las causas políticas de este graveretraso en el proceso del desarrollo tienen su origen en la división del mundo, tras la II Guerra Mundial, en dos bloques contrapuestos: Occidente -donde rige el capitalismo liberal- y Oriente -donde impera el colectivismo marxista-. Por lo que se refiere al desarrollo, estas dos concepciones son "de tal modo imperfectas que exigen una corrección radical".
La división del mundo ha provocado quelos países independizados recientemente se vean comprometidos "en conflictos ideológicos que producen inevitables divisiones internas" e incluso guerras civiles. "Las inversiones y las ayudas para el desarrollo a menudo son desviadas de su propio fin e instrumentalizadas para alimentar los contrastes. (...) Las consecuencias de este estado de cosas se manifiestan en el acentuarse de una plaga...
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